Más que para hacerlos dormir, a los hijos hay que leerles todos los días porque eso es parte fundamental de su preparación para adquirir competencias clave en la vida: leer y escribir.
Y un análisis de los datos dela Prueba Pisa de Lenguaje 2009 demuestra que aquellos que vivieron esos momentos de lectura durante el primer año de básica, obtienen un promedio de 25 puntos más en ese test que los que no tuvieron esa oportunidad.
Esa diferencia es importante, incluso entre estudiantes de nivel socioeconómico "aventajado" (14 puntos), y tiende a subir a favor de los escolares a quienes sus papás les conversan acerca de lo que hicieron durante el día y les cuentan historias, aparte de leerles.
Contar historias
Gérard Chauveau, psicólogo, lingüista, pedagogo e investigador durante 25 años del Institut National de Recherche Pédagogique, de París, afirma que se trata de una importante desigualdad en el acceso a la cultura escrita, que se debe enfrentar con decisión.
"Estamos en un período en el que corresponde cambiar la enseñanza de la lectura. Porque ésta debe dejar de pensar que todos los niños parten en este aprendizaje de donde mismo", agrega este especialista que estuvo en Chile para participar en el homenaje al Premio Nacional de Educación 2003, Mabel Condemarín, organizado porla Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, el Centro de Estudios en Políticas y Prácticas en Educación (Ceppe) de la Universidad Católica y la embajada de Francia.
Hacerse cargo de esta desigualdad, agrega Chauveau, significa reforzar el aprendizaje de la lectoescritura en las escuelas, subir la cobertura de la enseñanza preescolar gratuita, formar a los profesores básicos para que puedan hacerse cargo de esta desigualdad y apoyar a los padres para que dediquen tiempo a leer, conversar y contar historias a sus hijos desde que son lactantes.
Por ejemplo, Chauveau creó en Francia, en 1995, unos clubes escolares llamados Coup de Pouce Clé, donde los niños con "fragilidad cultural", como prefiere llamarlos, se reúnen a leer y escribir después de terminar su jornada escolar. Ahí son apoyados por un adulto capacitado que les lee y les muestra el encanto que tiene leer.
"Es necesario que a los niños se les propongan experiencias de lectura y escritura todos los días. Que puedan encontrar personas lectoras que les sirvan de modelo y que puedan encontrarse con los alumnos mayores, que ya leen y escriben, para que establezcan una identificación con ellos", agrega el especialista francés.
En Chile,la Fundación Había una Vez, con apoyo de la Fundación Luksic , está desarrollando en cinco escuelas rurales de Panguipulli, Región de los Ríos, un programa de fomento lector que incluye la instalación de una biblioteca, así como diversas actividades que involucran a los profesores, los niños y sus familias.
Partieron con un diagnóstico de los hábitos lectores de profesores, niños y padres para definir las necesidades de cada escuela. "Ahí nos encontramos con que los niños no crecían con el placer de leer, sino con una idea más instrumental", explica Carmen Paz Hernández, directora ejecutiva dela Fundación Había una Vez.
Luego, comenzaron con este programa -Puente Mágico- que dota de una biblioteca a la escuela, capacita a los bibliotecarios para que puedan implementar actividades de fomento lector, y trabaja con los profesores para que inviten a sus alumnos a desarrollar el gusto por la lectura, cambiando -incluso- su forma de evaluar.
También trabajan con los papás la manera como ellos pueden ayudar a sus hijos en este aspecto. "Ellos quieren lo mejor para sus hijos, y aunque ellos sean malos lectores hacen todo el esfuerzo porque los niños no sigan esos pasos", concluye Carmen Paz Hernández.
Formación de profesores
Y un análisis de los datos de
Esa diferencia es importante, incluso entre estudiantes de nivel socioeconómico "aventajado" (14 puntos), y tiende a subir a favor de los escolares a quienes sus papás les conversan acerca de lo que hicieron durante el día y les cuentan historias, aparte de leerles.
Contar historias
Gérard Chauveau, psicólogo, lingüista, pedagogo e investigador durante 25 años del Institut National de Recherche Pédagogique, de París, afirma que se trata de una importante desigualdad en el acceso a la cultura escrita, que se debe enfrentar con decisión.
"Estamos en un período en el que corresponde cambiar la enseñanza de la lectura. Porque ésta debe dejar de pensar que todos los niños parten en este aprendizaje de donde mismo", agrega este especialista que estuvo en Chile para participar en el homenaje al Premio Nacional de Educación 2003, Mabel Condemarín, organizado por
Hacerse cargo de esta desigualdad, agrega Chauveau, significa reforzar el aprendizaje de la lectoescritura en las escuelas, subir la cobertura de la enseñanza preescolar gratuita, formar a los profesores básicos para que puedan hacerse cargo de esta desigualdad y apoyar a los padres para que dediquen tiempo a leer, conversar y contar historias a sus hijos desde que son lactantes.
Por ejemplo, Chauveau creó en Francia, en 1995, unos clubes escolares llamados Coup de Pouce Clé, donde los niños con "fragilidad cultural", como prefiere llamarlos, se reúnen a leer y escribir después de terminar su jornada escolar. Ahí son apoyados por un adulto capacitado que les lee y les muestra el encanto que tiene leer.
"Es necesario que a los niños se les propongan experiencias de lectura y escritura todos los días. Que puedan encontrar personas lectoras que les sirvan de modelo y que puedan encontrarse con los alumnos mayores, que ya leen y escriben, para que establezcan una identificación con ellos", agrega el especialista francés.
En Chile,
Partieron con un diagnóstico de los hábitos lectores de profesores, niños y padres para definir las necesidades de cada escuela. "Ahí nos encontramos con que los niños no crecían con el placer de leer, sino con una idea más instrumental", explica Carmen Paz Hernández, directora ejecutiva de
Luego, comenzaron con este programa -Puente Mágico- que dota de una biblioteca a la escuela, capacita a los bibliotecarios para que puedan implementar actividades de fomento lector, y trabaja con los profesores para que inviten a sus alumnos a desarrollar el gusto por la lectura, cambiando -incluso- su forma de evaluar.
También trabajan con los papás la manera como ellos pueden ayudar a sus hijos en este aspecto. "Ellos quieren lo mejor para sus hijos, y aunque ellos sean malos lectores hacen todo el esfuerzo porque los niños no sigan esos pasos", concluye Carmen Paz Hernández.
Formación de profesores
En Chile ya se tiene en cuenta esta desigual preparación de los niños a la hora de formar a los futuros docentes. En la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales, por ejemplo, funciona una unidad de lenguaje que trabaja las habilidades de lectoescritura de sus estudiantes así como la forma como ellos harán esto con sus alumnos.
Carolina Soto, académica de esa facultad, explica que la malla curricular está enfocada en el lenguaje, lo que se traduce en que sus estudiantes aprendan a favorecer el acercamiento de los niños, ya sean preescolar o escolares básicos, a los cuentos. "Ahí también los estimulamos a vincular a la familia, por ejemplo, a través de invitaciones a leer cuentos en el aula así como manteniéndolos informados de qué leer a sus hijos para que sea tema de conversación en la casa".
Carolina Soto, académica de esa facultad, explica que la malla curricular está enfocada en el lenguaje, lo que se traduce en que sus estudiantes aprendan a favorecer el acercamiento de los niños, ya sean preescolar o escolares básicos, a los cuentos. "Ahí también los estimulamos a vincular a la familia, por ejemplo, a través de invitaciones a leer cuentos en el aula así como manteniéndolos informados de qué leer a sus hijos para que sea tema de conversación en la casa".
Fuente
Elcomercio.com
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