La Escuela y la Familia llevan una difícil relación, con límites poco claros. Si bien tienen finalidades coincidentes, sus roles no suelen ser claros ¿Es determinante para el éxito, que la familia sea biparental? ¿Es importante la cercanía al Centro Educativo? ¿Las agrupaciones de padres? ¿Qué sentido pueden tener las “Escuelas para Padres?
En forma constante se habla sobre el rol de la familia en la educación de sus hijos, de hecho la constitución indica como ente educador primario y fundamental a ésta. No obstante debe haber una alianza entre ambos, puesto que muchas veces esta relación es poco sinérgica, saludable y oposicionista, por una parte los profesores indican que no pueden hacerse cargo de todo, entendido esto en ámbitos que van más allá de la educación formal y, por otro, de que es la familia la que debe velar por instalar en el estudiante habilidades iniciales, fundamentales, para el desarrollo de vida en sociedad.
Surge, en este espacio la opción fundada y no sólo teórica de que tanto familia como escuela son los encargados de trabajar en forma paralela, entendiendo que ambos tienen fortalezas y debilidades propios del actuar humano, pero que como tales son perfectibles en la medida que las voluntades se coordinan y pueden llegar a consenso, pues es a través del diálogo como se construye la educación. Por lo tanto, el trabajo con la familia debe ser continuo, generoso y comprometido, ya que el beneficiario directo es el estudiante sobre quien recaen las acciones diseñadas por ambas partes, consideramos a la familia como una agrupación humana, que en sus bases se ve cimentada por la solidaridad y la cooperación para poder satisfacer necesidades de un individuo que se forma en ella y a la escuela, como aquel ente formador, que en palabras de la ley general de educación, vela por la formalidad en los aprendizajes, en cuanto construcción integral de la persona.
Por lo que este informe pretende conjugar visiones de logro y mejora continua a través de los aprendizajes, considerando como pilar de este rompecabezas a la familia como un actor fundamental en el desarrollo de niños y niñas.
Importancia de la Familia en el desarrollo educacional de los(as) estudiantes
Influencia de la colaboración de la familia sobre el éxito educacional de los (as) alumnos(as)
La primera fuente de socialización para cualquier persona desde la niñez es la familia, la misma brinda los primeros estímulos a los bebés en lo relacionado al aprendizaje como el lenguaje y las habilidades blandas de interacción con sus pares o con los demás … y que existe un consenso entre todos los actores de la comunidad educativa cuando se plantea que la educación de los hijos se ve favorecida cuando los padres dedican mayor tiempo a la educación formal de los mismos…
Un estudio realizado en Venezuela, demostró que el apoyo familiar hacia el estudiante formando un ambiente agradable, estimulante, incentivador y que satisfaga las necesidades sicológicas de los mismos puede comprometerlos con sus rendimientos académicos, así, el fortalecimiento de los lazos escuela-familia también favorece el éxito estudiantil, independiente de pertenecer a NSE bajo y una familia estructurada de forma distinta a las de tipo nuclear.
El sistema escolar continúa bajo la expectativa de que los hogares biparentales fortalecen los resultados académicos. Lo cierto es que la evidencia demuestra que esto no es así, al parecer son las prácticas de los padres, sus actitudes y expectativas, más que la estructura misma del hogar. El Estudio Longitudinal de la Primera Infancia (ECLS por sus estudios en inglés) demostró que la existencia o no de ambos padres no es determinante en el resultado académico de los estudiantes. Es más, no existe correlación entre el hecho de contar o no con uno o ambos padres a tiempo completo en el hogar, es decir, un hogar monoparental donde la madre además trabaje, no necesariamente significará un bajo resultado, cómo si lo es el hecho de que la madre no trabaje y ese hogar viva en la pobreza.
Comprendemos que la estructura familiar se encuentra fuera los ámbitos modificables por la escuela, pero sí interactúa con ella. La evidencia demuestra que padres informados del proceso educativo de sus hijos, sí inciden en los resultados académicos. Para esto necesitamos canales de información continuos y flexibles, que ofrezcan información pertinente, fundamentada y veraz respecto a los logros o fracasos del pupilo, a la vez que facilitan el acceso a padres que no siempre disponen del tiempo para acercarse a una reunión mensual en el establecimiento. El inmenso avance las tecnologías de la información facilitaría este proceso y puede ser eficazmente aprovechado por las escuelas. De este modo se aliviaría la carga administrativa de los docentes, y lograríamos una real gestión pedagógica. La evidencia del ECLS demuestra que los estudiantes cuyos hijos pertenecen a las agrupaciones de padres obtienen, el promedio, mejores calificaciones. Una medida simple de obtener mejoras en el nivel académico podría ser generar los espacios necesarios de participación de los padres.
Finalmente, el hecho de que la madre trabaje tampoco es sinónimo de fracaso escolar, por lo menos en la primera infancia y nivel básico. La escuela, y los educadores, pueden ver a los padres como algo más que formadores morales y hacerles participe del proceso curricular de este modo se lograría una mejor comprensión por parte de las familias de fenómeno pedagógico y así, un apoyo real a la mejora escolar.
Por lo tanto existiendo familias “bien” constituidas o no, escuelas y grupos familiares estando conscientes que la colaboración aportaría eficazmente en la educación de los estudiantes aun se desconocen y no logran establecer vínculos que permitan potenciar sinérgicamente la gestión del aprendizaje de los mismos y al parecer los grupos de NSE bajo se enfrentan a mayores dificultades por deficiencias en el apoyo cognitivo, compromiso y recursos necesarios, lo que demanda ante la realidad chilena y oportunidades evidenciadas, la necesidad de fortalecer los vínculos entre la escuela y la familia, para incentivar y fortalecer el desarrollo social y los procesos de enseñanza- aprendizaje de los estudiantes, por lo que una manera, instancia y oportunidad favorable de hacerlo es a través de la Escuela para Padres, ya que, las actitudes de los(as) alumnos(as) serán positivas y elevarán sus rendimientos académicos ante incentivos de los padres y las familias lo cual puede ser enriquecido orientando a los padres de familia en la inteligencia emocional, hábitos de estudio y contribuyendo en su enriquecimiento cultural.
Familia y su relación con el aprendizaje de los alumnos geográficamente:
Por otro lado, existe un consenso entre los educadores, padres y el público en general que la calidad de la educación se beneficia cuando los padres se dedican más a la educación formal de sus hijos sin embargo no existe receta de cómo idear alguna táctica para que los padres realmente comprendan la importancia de su liderazgo en los aprendizajes de los estudiantes. Más aún, esta relación de deteriora en los estratos socioeconómicos más bajos, donde el nivel de escolaridad de los padres es bajo y no existe la confianza necesaria para acceder a la educación, como medida de generación de movilidad social de sus descendientes.
A ello, se le suma la cercanía o lejanía de los centros de estudio, principalmente en zonas del país, donde los estudiantes dedican gran parte de su tiempo al traslado, en desmedro del potencial trabajo que podría realizarse en familia, siempre y cuando ésta sea un aporte eficaz en las competencias que un alumno debe adquirir con el tiempo. En este sentido, la acción de la escuela como facilitadora de la participación de los padres en el proceso educativo es fundamental, pudiendo generar una alianza familia-escuela, que establezca un clima escolar, no sólo en el establecimiento sino también en los hogares de los estudiantes.
Estudios recientes indican que cuando la familia participa en las actividades escolares y se involucra con la tarea escolar de sus hijos e hijas, éstos tendrán más oportunidades de sobresalir académicamente.
Las propuestas para disminuir los efectos geográficos, ligados a las distancias entre las escuelas, los alumnos y sus familias pasan por:
- Transmitir a las nuevas generaciones conocimientos que han sido adquiridos paulatinamente de generaciones anteriores.
- Buscar en la educación las aptitudes naturales y de origen para desarrollarlas y contribuir de ese modo a la formación de su personalidad.
- Desarrollar en el educando habilidades y destrezas, pero principalmente inculcarle valores humanos, que de alguna manera orientarán su vida, asociadas a su familia y entorno.
- Despertar, mantener y acrecentar en los integrantes de la comunidad el interés por elevar su nivel cultural y de sus familias.
Todo este proceso pasa por establecer medidas de gestión pedagógica y convivencia escolar que incluya de manera activa la relación alumno familia y establezca trabajos colaborativos entre profesores y familias, para alcanzar mejores resultados en los aprendizajes de los estudiantes, principalmente en zonas más alejadas y rurales del país, como un marco de mejora continua en la escuela.
La Escuela Para Padres como instancia de educación familiar orientada al apoyo estudiantil
Es necesario comenzar realizando una investigación y diagnóstico sobre la comunidad y las características familiares que forman a la misma, tomando el ejemplo de las experiencias personales según la institución a la que se pertenece, la estructura familiar podría presentar las siguientes características: nivel de escolaridad medio bajo, NSE medio bajo, alta cantidad de madres solteras y violencia intrafamiliar.
Se propone por lo tanto, la elaboración e implementación de un plan de mejoramiento continuo consecuente con la visión de la institución tomada como ejemplo la cual hace alusión a la “participación activa de la familia”, en donde se eduque e integre a la misma a través de las Escuelas para Padres. Primero, la planificación debe partir desde el líder educativo o líder-director ya que según lo trabajado en clases los efectos de los líderes son considerablemente mayores en escuelas que tienen circunstancias difíciles y/o se encuentran en entornos educativos más complejos, así también deberá preparar a su equipo docente para ser capaz de resolver problemas emergentes jamás abordados y de alta complejidad (Fullan, “Liderar en una Cultura de cambio”), el trabajo del plan de mejora será abordado en tres pasos:
a) Iniciación
Construcción de un plan de mejora según la planificación estratégica. Capacitación de los(as) Orientadores(as) en temas como violencia, drogadicción y sexualidad, encuestar a los padres y apoderados para cualificar su grado de involucramiento con la escuela utilizando instrumentos escritos como el propuesto por Raquel-Amaya Martínez en 1991 (Familia y Educación Formal), establecer tiempos bien definidos para/con los docentes la destinado a la preparación de las sesiones, fijar junto con ellos objetivos en común y reuniones de evaluación del plan.
b) Implementación
Motivación e influencia del líder-director sobre sus docentes para comprometer con el logro de objetivos, primera reunión entre Directivos y Padres y Apoderados, primera sesión entre Docentes y padres y apoderados para recoger las primeras necesidad familiares de cada curso que se involucren con los procesos de enseñanza-aprendizaje y abordables por el ámbito de influencia de la escuela, sesiones cada 3 meses reemplazable por la reunión de apoderados, enseñar y aconsejar a los padres en temas como manejo de situaciones de violencia, técnicas y hábitos de estudio, generación de ambientes propicios para el aprendizaje, motivación y generación de altas expectativas de sus pupilos y su influencia en su futuro.
Después de cada sesión realizar una evaluación de los resultados de las mismas a través de índices como rendimiento académico, comportamiento estudiantil en lo disciplinario, reaplicar encuestas a los padres, intercambio de prácticas docentes, etc.
c) Institucionalización
Establecer la estructura de las sesiones y desarrollo de la Escuela para Padres como parte de las políticas institucionales y anexo a la Planificación Estratégica a través del Plan de Mejora.
La autoestima de los(as) estudiantes se construye en base a su apariencia y apoyo familiar o círculos cercanos, así también el fracaso escolar puede estar asociado a la escolaridad de los padres, nivel socioeconómico y poder de adquisición de libros (Martínez y Álvarez, 2005), por lo tanto la Escuela para Padres será una importante e influyente instancia para amortiguar, cubrir de alguna manera constructiva y dirigir las expectativas del alumnado a través de la educación de los padres así ayudándolos a salir de su círculo social desfavorable en base a la construcción de posibles altas expectativas de vida.
CONCLUSIÓN
Las escuelas pertenecientes a NSE bajos corren peligros de presentar estudiantes con bajos rendimientos por sus orígenes familiares, los mismos, serán influenciados por falta de recursos de estudio en sus hogares, desmotivación por parte de familias mal constituidas y bajo capital cultural familiar, sin embargo, el ambiente familiar tranquilo, constructivo y altas expectativas de los padres y apoderados puede revertir situaciones de abandono y/o fracaso escolar siempre y cuando los padres y apoderados sepan manejar y dirigir dichas situaciones, por lo que se hace tremendamente necesario y enriquecedor elaborar un plan de mejora continua basa en la Escuela Para Padres para educarlos sobre cómo elevar las expectativas y autoestima de los estudiantes a través de la enseñanza de técnicas de estudio, visión de la vida y establecer metas personales.
Se hace evidente entonces que la influencia de la familia en las expectativas y rendimiento educativo de los(as) estudiantes es determinante.
Extraído de
Módulo:
Liderazgo pedagógico y gestión del aprendizaje
Profesor:
Pedro Montt L.
Integrantes: Eduardo Contreras Rodrigo Cruces Rodrigo Espinoza Fabián Rabi Guillermo Tapia
miércoles, 26 de diciembre de 2012
domingo, 16 de diciembre de 2012
¿Somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos?
Los siguientes párrafos,
extraídos del libro "Educar sin gritar", nos ayudan a reflexionar sobre la importancia de tener
la capacidad de perdonarnos a nosotros mismos, en el camino de ser mejores
padres.
“Si nuestro hijo tiene
problemas, será porque algo habremos hecho mal nosotros”. Algunos padres se
repiten esta idea una y otra vez, mientras sus dudas no paran de crecer. La
aparición de conductas problemáticas en el hijo suele llevar a sus padres a
preguntarse en qué han fallado:
• ¿Deberíamos haber pasado más tiempo juntas?
• ¿No le demostramos
suficientemente nuestro afecto?
• ¿Teníamos que haber
dialogado más?
• ¿No supimos hacer
valer nuestra autoridad?
• ¿Deberíamos haber
sido más severos?
• ¿Puede ser
consecuencia de los problemas en nuestra relación?
• ¿No supimos
entenderlo?
• ¿En qué nos
equivocamos?
Algunos padres no necesitan ni tan siquiera del reproche del
hijo para sentirse culpables.
Aunque a veces se
pierdan los nervios y se llegue a hablar mal a los hijos, en la mente de éstos
no sólo quedan hechos puntuales, sino también el sentir del día a día. Somos
seres humanos, y no somos infalibles. Es natural perder la paciencia en
ocasiones, pero esto no significa que uno se autocalifique como «mal padre» o «mala madre». El hecho de darnos
cuenta, tomar conciencia de que podemos avanzar en el autocontrol, y el deseo y
la intención de hacerlo mejor, son elementos muy importantes, y a veces casi
suficientes para que se produzcan los cambios deseados.
Los sentimientos de culpa difícilmente contribuyan a mejorar
la situación, y ayudan poco a la hora de buscar soluciones. Habitualmente lo
que hacen es empeorarla y terminan por enturbiar la relación. Sumergen
al progenitor en la inseguridad y lo convierten en rehén de su propia
culpabilidad. El hijo, aunque esté descontento también con la situación, puede
incluso aprovecharse de ella.
En no pocas ocasiones se pierde demasiado tiempo y energía
poniéndose a la defensiva, buscando justificaciones o echando la culpa al
cónyuge, al hijo o a la «juventud de hoy». A perdonar se enseña perdonando,
comprendiendo las equivocaciones, disculpando los errores. Es difícil perdonar
a los hijos cuando el nivel de exigencia e intransigencia es desproporcionado.
E igualmente será difícil enseñarles a disculpar también a los demás si los padres no son capaces de
perdonarse a sí mismos por sus errores.
Los padres no son infalibles. Son seres humanos que pueden
equivocarse. Pero en el propósito de la mayoría está el abordar la tarea
educativa con la mejor intención posible. Es necesario reducir esa acusada
tendencia a la culpabilidad con la que muchos padres pierden todo un caudal de
energía que podrían aprovechar para poner remedios, cambiar y emprender nuevas
prácticas educativas.
De
Educar sin gritar, de Guillermo Ballenato. Editorial El Ateneo.
sábado, 8 de diciembre de 2012
La participación de los padres de familia en la educación
Existe
unanimidad en considerar a la familia y la escuela como socios de un complicado
emprendimiento, la formación de las nuevas generaciones. Hay ámbitos donde
la familia es el actor principal, y la escuela colabora, pero en otros sucede
lo contrario ¿Qué rol desempeña cada institución?
El siguiente texto es la ponencia que la doctora Marcela Chavarría
Olarte de la
Universidad Panamericana dictó en el Primer Coloquio: la
Participación de Padres de Familia en la Educación, organizado por el Consejo
Nacional de Fomento Educativo (Conafe). Es importante rescatar sus reflexiones
sobre uno de los puntos imprescindibles en el ámbito educativo: la
participación de los padres en la educación. En su conferencia titulada “La familia
como agente educativo primario”, la ponente opina sobre la naturaleza educativa
de la familia y su función y trascendencia como agente educativo primario.
Reflexionar sobre la
naturaleza educativa de la familia y comprender su función y trascendencia como
agente educativo primario es una tarea fundamental. En este sentido, es
necesario centrarse sobre algunas de las relaciones interpersonales en la
familia para darse cuenta que tienen, sin duda, un significado educativo. Ser
padre, madre, hermano o esposo implica una intención educativa en la familia;
se forma parte del ámbito natural para nacer, crecer y vivir con la dignidad de
personas. Asimismo, la familia es la instancia educativa primaria, pues ahí se
inicia el proceso de perfeccionamiento de todas las facultades específicamente
humanas.
Recordemos que en la
familia se distinguen características básicas que la hacen distinta de la
relación animal. Hay tres diferencias clave. En primer lugar, la comunicación
de afecto y valores entre los integrantes es la relación como individuos que
nos identifica y nos personaliza; por lo tanto, la familia humana es un espacio
en el que los progenitores le transmitan algo más que la vida biológica a sus
hijos, les transmiten afectos, valores, costumbres. La paternidad es una
función que se ejerce poniendo en juego la inteligencia y la voluntad, y
consistirá, precisamente, en establecer una relación inteligente y libre con
los hijos que les ayude a desarrollar sus capacidades.
La segunda
diferencia es la convivencia entre padres e hijos, la cual se prolonga por años
de manera directa en función de las necesidades racionales de desarrollo de los
hijos, y de manera indirecta por toda la vida. La tercera diferencia es que en la familia
humana se mantienen tres estratos de relaciones interpersonales, tres
generaciones: abuelos, padres e hijos, lo cual entre los animales irracionales
no sucede.
La familia es una
relación compleja, humana, profunda, distinta, en donde la relación biológica y
la procreación no son más que un punto de partida, pero no su esencia. La
familia es una comunidad natural duradera, una unidad de vida humana, en la que
converge el desarrollo biopsicosocial de varias generaciones en forma
interdependiente.
En este sentido, la
familia es una estructura social básica de naturaleza educativa, pues su finalidad
esencial es perfectiva en estricto respeto de la naturaleza humana, y también
porque allí nos educamos todos, es decir, perfeccionamos nuestras capacidades
naturales. En el seno familiar recibimos los primeros elementos para nuestro
proceso de perfeccionamiento humano, actualizamos nuestras potencialidades,
aprendemos a ser mejor hoy de lo que éramos ayer.
La paternidad es una
misión de vida que rebasa un proceso biológico, es una relación en la que se
comunican costumbres, ideas, cualidades, defectos y valores. Esto lleva a definir,
entonces, que el significado esencial de la paternidad es estrictamente
educativo.
Por otro lado, la
relación entre hermanos también es una relación educativa porque brinda la
experiencia de compartir ropa y comida y, además, plantea la posibilidad de
discusiones, reconciliaciones y el perdón, lo que prepara para resolver los conflictos
derivados de la convivencia social.
La familia, ámbito
de responsabilidad educativa Existen consejos de participación social en donde
se propicia la participación de los padres. Sin embargo, aún no se comprende
cabalmente, incluso en el ámbito legislativo e institucional, que el papel de
los padres en la educación no es de colaboradores de la escuela. La labor de
los padres en la educación es el de ser los principales educadores de sus
hijos, por lo tanto, cuando se habla de educación de los padres en la escuela o
de vinculación familia-escuela, más que hablar de los padres como
colaboradores, se tendría que hablar de la escuela como colaboradora de los
padres o, por lo menos, de un binomio real de colaboraciones escuela-familia.
La familia tiene
áreas de responsabilidades específicas que forman parte de la educación integral
y sin las cuales una persona no funciona adecuadamente en la sociedad; por
ejemplo, la educación de los afectos. Un profesor de educación básica puede
educar en el ámbito del respeto, pero si el niño no es respetado en su ambiente
familiar, entonces nunca entenderá realmente dicho valor. Una profesora puede
tratar de educar sobre la honestidad, y tal vez el niño manifestará conductas
aparentemente honestas en el ámbito de la escuela, pues aprende que ahí las
cosas funcionan así, pero si en su familia es un valor desconocido, entonces en
realidad no se está apropiando genuinamente de él. Se adquiere una doble moral,
donde las conductas escolares son para la escuela y las conductas familiares
para la familia, mientras que en la vida real, en la sociedad, todo es
relativo. Entonces la educación de los afectos, que aterriza en la formación
moral y en la formación cívica, y que éstas a su vez incluyen la formación de
hábitos y actitudes de conducta, es fundamentalmente un área de responsabilidad
de los padres, y los profesores somos sus colaboradores.
La formación
intelectual es una responsabilidad prioritaria de la escuela, y ahí los padres
son nuestros colaboradores. Existen áreas de responsabilidad que se comparten
de una manera más equilibrada, pero hay otras en las cuales cada ámbito tiene
que hacer su parte. Entonces, culturalmente la familia tiene áreas de
responsabilidad especiales, y al hablar de vinculación familia-escuela es
necesario respetar el papel prioritario de los padres como primeros y
principales educadores.
El reto de los
educadores consistiría en ser agentes activos en favor de la familia para que
ésta cumpla su función. Los maestros y las maestras deben realizar un esfuerzo
cotidiano en sus propias familias e impulsar a su vez los esfuerzos en la
familia de sus educandos por medio de la orientación.
La misión principal
como profesional de la educación es orientar a los padres para que asuman con
responsabilidad y eficiencia su función de principales educadores de sus hijos.
Así, la vinculación familia-escuela y la participación de los padres en el
ámbito escolar deben suceder más en términos de orientación educativa para
padres de familia y no tanto que la familia limite su participación a asuntos
administrativos, cívicos o de infraestructura.
Si reconocemos a la
familia como el agente educativo primario, reconoceremos que trabajar y velar
por la familia es hacerlo por nuestra plenitud como personas y como género
humano.
Extraído de
La participación de
los padres de familia en la educación La familia como agente educativo primario
Marcela Chavarría Olarte
Alas para la equidad.
Órgano informativo del Consejo Nacional de Fomento Educativo,
Año 4, No. 38, marzo-abril, 2012
viernes, 30 de noviembre de 2012
Participación ciudadana y democracia
Las
escuelas deben hacer su aporte a la convivencia democrática, y no se trata de “enseñar
democracia” como un contenido más, sino que debe practicarla en todos los
niveles, como un estilo de vida en común. Además ¿Cómo ingresar en el camino de
la Calidad Educativa ,
sin el involucramiento de todos? ¿Es lo mismo una democracia representativa que una participativa? Los siguientes párrafos, si bien están
pensados para el contexto europeo, nos pueden servir para orientarnos.
la
federación. Cuando no haya una asociación de padres en el
colegio, existe la posibilidad de crear una, algo que fomenta la FAPEO apoyando
y acompañando a las personas que deseen organizarla.
Presidente de la Federación de Asociaciones de Padres dela Escuela Oficial de
Bélgica (FAPEO)
En
Padres y madres de alumnos y alumnas
La FAPEO es la
federación de las asociaciones de padres establecidas dentro de los colegios
públicos. Este movimiento de padres de alumnos está constituida como una
asociación con fines no lucrativos desde 1966. La FAPEO es, desde el decreto
“Misiones”, la única federación que representa a los padres en la enseñanza
oficial y reconocida por los poderes públicos.
Entre los objetivos
fundamentales de FAPEO están facilitar la participación de los padres en el
sistema educativo (fomentar las relaciones familias-escuela, promover la
creación de asociaciones de padres, representarlos ante los responsables de la Educación,
ofrecer cualquier opinión de utilidad a dichos responsables, etc.) y garantizar
la promoción de la enseñanza pública y de la defensa de los intereses de todos
los alumnos que la cursan.
La FAPEO ofrece a
los padres servicios de ayuda para crear asociaciones de padres, e información para
su funcionamiento. Publica “Triálogo”, publicación trimestral de información general
y “Flash Infor”, periódico de carácter técnico con información sobre
legislación. Además, elabora análisis sobre temas de interés para los padres, realiza
encuentros temáticos, dispone de un servicio jurídico y redacta documentos que
presenta a los distintos responsables políticos.
La concepción de la FAPEO de la participación
ciudadana de los padres en el sistema educativo y en la sociedad
En Bélgica, los
padres que deseen implicarse en el sistema educativo pueden hacerlo en
distintos niveles. En primer lugar, pueden entrar a formar parte de la
asociación de padres del colegio de su hijo o hijos, y ser su representante presentándose
a las elecciones que tienen lugar durante la asamblea general anual. La FAPEO
insiste mucho en el aspecto democrático, en el hecho de que los representantes de
las asociaciones de padres sean elegidos por sus semejantes. Se trata de una
condición sine qua non para que la FAPEO reconozca la legitimidad de las asociaciones
miembros de
Los padres disponen
asimismo de la posibilidad de integrarse en un Consejo de Participación. Éstos,
tras la aprobación del decreto “Misión” en 1997, han pasado a ser obligatorios
en los colegios de la comunidad francesa de Bélgica, que incluye Bruselas y
Valonia.
El Consejo de
Participación, que se reúne al menos dos veces al año, es un lugar de encuentro
de todas las personas relacionadas con el colegio donde se intercambia información,
opiniones, deseos, donde se elaboran proyectos y cada uno pone su energía al
servicio del centro educativo y del bienestar de todos los alumnos. Los padres
tienen un lugar y algo que decir en este Consejo, junto a los demás miembros de
la comunidad educativa como son el personal docente, la dirección, el personal
de mantenimiento y los alumnos.
Los padres que
deseen comprometerse más pueden asumir la función de delegado FAPEO en su
respectivas asociaciones de padres, y pueden presentarse asimismo a las
elecciones de su división regional (la FAPEO agrupa a 6 divisiones regionales:
Bruselas, Brabant Wallon, Hainaut, Lieja, Luxemburgo y Namur), o incluso a las
elecciones de la FAPEO como presidente.
La FAPEO insiste de
forma particular en la distinción entre democracia representativa y democracia
participativa. Recordamos frecuentemente a los padres de nuestras asociaciones
que no son los dueños y gestores de la escuela pública. En efecto, esa tarea ha
sido delegada en los miembros electos que cuentan con la legitimidad necesaria
para gestionar la
institución. Dicho esto, el interés particular de los padres
por ese aspecto crucial de esta institución pública como es el centro educativo
les permite comprobar sobre el terreno si los objetivos anunciados por el poder
político se traducen en hechos.
Como es lógico, la
ciudadanía expresa su opinión no sólo en el ámbito de la educación, sino también
en el ámbito de la vida diaria y de la vida política. Todo ciudadano belga
mayor de edad (es decir, que tenga al menos 18 años) tiene el derecho y sobre
todo el deber (en Bélgica el voto es obligatorio) de votar en las elecciones
municipales, regionales, provinciales (excepto en Bruselas), federales y
europeas. El ciudadano belga dispone además de la posibilidad de presentarse a
todas estas elecciones. Por otra parte, cabe destacar que todas estas
instituciones democráticas son a su vez controladas por otros organismos
fundados asimismo sobre el modelo democrático.
Una vez más, la
FAPEO muestra un gran interés por el hecho de que en todos estos niveles de participación
los representantes de las asociaciones de padres, en los Consejos de
Participación, en las regiones y en el propio seno de la FAPEO, en lo que
respecta al sistema educativo y a los distintos niveles de poder en la
sociedad, sean hombres y mujeres elegidos democráticamente.
Desde que fue creada
en 1966, la FAPEO ha defendido y sigue defendiendo, en todas partes y de forma
constante, los valores propios de la participación ciudadana y de la
democracia.
FAPEO insiste de forma particular en la
distinción entre democracia representativa y democracia participativa.
Autor
Philippe
SchwartzenbergerPresidente de la Federación de Asociaciones de Padres de
En
Padres y madres de alumnos y alumnas
martes, 20 de noviembre de 2012
La corresponsabilidad
¿Quién
es responsable de los aprendizajes de los alumnos? Desde la retórica, todos
aspiramos a una escuela con equidad, y sentido inclusivo, pero para ello es
imprescindible la participación y la responsabilización de todos los actores. Los
siguientes párrafos reflexionan al respecto.
Presidente de la Federación de los Consejos de Padres dela Escuela Pública de
Francia (FCPE)
En
Padres y madres de alumnos y alumnas
La concepción de la
FCPE sobre la participación de los padres y madres en el sistema educativo se
centra en una palabra: corresponsabilidad. La corresponsabilidad es la división
de las responsabilidades educativas y del acto educativo entre la familia y
otros educadores potenciales. Comienza en el momento en que los padres confían
el niño a terceros (escuela de educación infantil, ayudante maternal, etc.) y
continúa durante varios años, en primaria y secundaria, cuando el estudiante
comparte su vida entre su familia y otros espacios educativos. Durante todo
este período un principio se impone: el niño está en el centro del proceso
educativo.
Los padres y las
madres son los primeros protagonistas de la corresponsabilidad. La
gran dificultad para desarrollar la corresponsabilidad reside en la obligación constante
de la búsqueda de un acuerdo y de una complementariedad entre los distintos
educadores, en cumplimiento de las especificidades y papeles de cada uno. Se
trata de intercambios de información e ideas entre los distintos participantes
para definir objetivos educativos comunes y medios de alcanzarlos.
Para la FCPE, el
sistema educativo debe entender esto, para así aceptar e integrar a los padres,
a todos los padres, y realizar un esfuerzo para incluir a quienes sintiéndose excluidos
de la sociedad no se atreven a participar en la escuela o no saben qué sentido
dar a la escolaridad de sus hijos. El objetivo de la educación en un país es
estrechar el vínculo entre la familia y la escuela y superar las barreras
sociales y culturales.
Este proceso de
corresponsabilidad no debe olvidar al menor como sujeto activo, que podrá
comprometerse también, a través de su proyecto personal y de las
responsabilidades que asumirá en el aula y en el centro educativo. En todo
planteamiento educativo, la dimensión emocional no puede ignorarse, porque da
sentido al acto educativo.
En Francia, los
padres están representados en los distintos niveles del sistema educativo: en
los consejos escolares de primaria ("école maternelle" de 3 a 6 años,
"école élémentaire" de 6 a 11 años); en los consejos de centro en la
secundaria ("college" de 11 a 15 años y "lycée" de 15 a 18
años); en los consejos escolares departamentales; en los consejos escolares
regionales; y, a nivel nacional, en el Consejo Superior de la Educación. Los
representantes de los padres ante la institución escolar son elegidos, mediante
elecciones, cada año en los centros educativos.
En la primaria, el
consejo escolar vota el reglamento interno, discute la organización de la
semana escolar (sobre 4 ó 5 días, por ejemplo) y debate sobre todos los
problemas relativos a la
escuela. El consejo escolar también elabora el proyecto
educativo del centro, y emite su juicio sobre el funcionamiento general de la
escuela: actividades extraescolares y complementarias, apertura fuera del
horario lectivo, y cuestiones de higiene, salud y seguridad, entre otras
funciones. Sobre el reglamento interno y el proyecto educativo de centro el
consejo escolar sólo tiene carácter consultivo. En otros asuntos, son el
director, el inspector de educación o el municipio quienes deciden.
En la secundaria,
los padres elegidos son miembros del consejo de administración. El consejo de
administración tiene por papel elaborar y votar el presupuesto del centro,
definir el proyecto educativo, aprobar el reglamento interno y cuestiones de
higiene, salud y seguridad. Establece también los principios de organización
del tiempo escolar, define las actividades educativas opcionales y la apertura
del centro a su entorno, organiza la recepción y la información de los padres.
Durante el verano de
2006, el Ministerio de Educación nacional publicó dos reglamentos oficiales para
precisar el papel de los padres de alumnos en la escuela. Esta nueva
normativa refuerza el derecho de los padres a ser informados, a reunirse en los
locales escolares, y reafirma el papel de las asociaciones de padres, en particular
para la difusión de la información a los padres. Por fin, estos textos insisten
sobre la necesidad de organizar las reuniones escolares a horas que permitan la
presencia y la participación de los padres.
El FCPE representa a
alrededor de 325.000 familias, e integra a 100 asociaciones departamentales y a
22.000 asociaciones de padres. Federa también padres de alumnos de la enseñanza
francesa en el extranjero. Su organización es piramidal: el consejo local
interviene en el centro educativo; el consejo departamental interviene ante las
administraciones y otras instituciones departamentales o regionales; la
federación nacional interviene ante el Ministerio de Educación nacional y otras
instituciones a nivel nacional.
Entendemos la corresponsabilidad como la
división de las responsabilidades educativas y del acto educativo entre la
familia y otros educadores potenciales.
Autor
Faride HamanaPresidente de la Federación de los Consejos de Padres de
En
Padres y madres de alumnos y alumnas
martes, 13 de noviembre de 2012
Participación y consejos escolares
El
camino hacia la
Calidad Educativa tiene una enorme autopista, que es el
involucramiento social en los problemas Educativos, y esto se puede
materializar con la participación activa de la familia. Para poder
llevarlo a cabo, los Consejos Escolares deben convertirse en un instrumento de
participación democrática. Los siguientes párrafos tienen vigencia para todas
las comunidades de habla hispana.
Presidenta de la Confederación de APAs de Andalucía (CODAPA)
Extraído de
Padres y madres de alumnos y alumnas
Una de las tareas
primordiales de padres y madres consiste en dar una atención permanente a
nuestros hijos e hijas, pues somos los primeros responsables de su educación.
Pero no es menos cierto que para garantizar una formación adecuada hay que dar
un segundo paso, que es participar, intervenir en la gestión y control del
centro educativo, a través de tareas acordes con nuestra disponibilidad y con
las necesidades que haya marcado nuestra asociación de padres y madres de
alumnos. Quienes no se dejan atrapar en las redes del conformismo y asumen sus derechos
y deberes como padres y madres verán, con toda claridad, la necesidad imperiosa
de establecer estrategias para intervenir con eficacia en el proceso educativo de
sus hijas e hijos.
El consejo escolar del
centro, con todas sus limitaciones, es un órgano incuestionable de participación
y un instrumento de primer orden para lograr un proyecto educativo que
satisfaga las expectativas de la comunidad educativa en su conjunto. Así, puede
facilitar la igualdad de oportunidades, la formación de las personas para
adaptarse a su medio social y cultural, así como la adquisición de hábitos y
destrezas para desenvolverse adecuadamente como agentes sociales.
El consejo escolar debe
funcionar democráticamente, algo enormemente difícil si no existe un claustro de
profesores y profesoras que haya asumido los valores democráticos, un APA
dinámica y una asociación de alumnado, o, en su caso, una Junta de Delegados y
Delegadas, que vertebren y posibiliten un funcionamiento en doble dirección, es
decir, tanto de abajo a arriba, como de arriba abajo. Si no se hace así, el
grado de democracia educativa será pequeño, el funcionamiento será dirigista y
el modelo organizativo será vertical, con una clara superioridad de quienes
disponen de los resortes y mecanismos de control del poder efectivo en el centro.
Un modelo de gestión democrática del consejo escolar no consiste en un funcionamiento
rutinario y formalista, es decir, en la celebración de las reuniones previstas
por la legislación, y pasar como quien pisa ascuas por las funciones de control
y gestión encomendadas. Un consejo escolar demostrará vitalidad en la medida
que los representantes de los distintos sectores tengan una vinculación estrecha
con sus representados y existan mecanismos y cauces para, con agilidad y sin excesivas
servidumbres burocráticas, plantear iniciativas y tomar acuerdos.
Cuando miembros de un
APA, con mucho esfuerzo, logran que la Programación General Anual
recoja sus sugerencias, ponen en marcha una escuela de madres y padres que satisfaga
las expectativas de quienes asisten, promueven actividades complementarias, organizan
una sema- na cultural, mejoran la operatividad de los consejos escolares o ayudan
a hacer más fluidas las relaciones entre los diferentes sectores de la comunidad
educativa y las relaciones del centro con el entorno, es lógico que se sientan satisfechos
y tengan el legítimo orgullo de haber impulsado y participado en la elaboración
y realización de estas actividades y de un gran proyecto: la educación.
“Un consejo escolar demostrará vitalidad en
la medida que los representantes tengan una vinculación estrecha con sus
representados”.
Autora
Pilar TrigueroPresidenta de la Confederación de APAs de Andalucía (CODAPA)
Extraído de
Padres y madres de alumnos y alumnas
lunes, 5 de noviembre de 2012
El conflicto como entorno para crecer de modo saludable
¿Qué es un
conflicto? ¿Constituye una oportunidad de crecimiento? ¿Es algo necesariamente
negativo? ¿Cómo se viven las transformaciones? ¿Qué rol juegan las pantallas?
El niño, y el adolescente, de modo más intenso y continuo,
viven en el laberinto del conflicto. En la tendencia contradictoria entre el
interior, que les pide salir, explorar, descubrir su identidad, probar,
acariciar los riesgos; y el exterior, que establece límites, normas y obligaciones.
Es interesante la observación de Jean-Pierre Warnier que considera más
conveniente el término de identificación, ya que es contextual y fluctuante. Es
decir, en el actual marco globalizado, todos nosotros asumimos identificaciones
múltiples que movilizan elementos distintos de la lengua, la cultura, etc., en
función del contexto. En cualquier caso, el crecimiento supone una molesta y
complicada crisis de identidad, en la que niños y jóvenes, ejercitan la lucha
diaria consigo mismos, con los demás y con el entorno, buscando descubrir y
apropiarse de su personalidad. Ciertamente, la presencia de un adolescente en
casa o en la escuela es muchas veces complicada, pero no se puede olvidar que
ellos están creciendo en esta tensión, y que ese crecimiento tampoco les
resulta ni cómodo, ni fácil.
a) Vinculación: dejó los estrechos lazos que tenía que con
la familia, con su padre y madre, auténticos referentes, para iniciar un camino
de exploración de nuevas vinculaciones, especialmente con el grupo de iguales.
b) Singularidad: atributo que le satisface en la medida en
que es considerado y reconocido por los demás por sus propias cualidades. Este
reconocimiento le aporta respeto y aprobación.
c) Poder: como conjunto de medios y recursos para modificar
sus circunstancias, lo que le afecta y rodea.
d) Modelos y pautas: verdaderos puntos de orientación y
referencia para su modo de pensar, sentir y comportarse. Referencias para
establecer sus valores y creencias. El asentamiento de estos cuatro aspectos
generarán en el adolescente su autoestima, el concepto de sí mismo, y su valía
como persona vinculada, única, con capacidad para decidir desde unos modelos y
criterios claros y asertivos.
De los últimos estudios realizados por la FAD (Fundación de
Ayuda contra la Drogadicción) y referidos por Elena Rodríguez, cinco son los
referentes más significativos.
1. La normalidad como aspiración.
2. Demuestra que eres joven.3. Dos tiempos, dos modos de ser.
4. Integración=consumo.
5. Responder a una expectativa”.
“Ser normal” es considerado como “ser y hacer lo que todos”.
Reproducir sin esfuerzo lo que se espera de ellos, les hace sentir incómodos y
les molesta ser etiquetados. Los adultos los vemos distintos, innovadores o
peligrosos. No quieren ser el “rarillo” del grupo, el que todos miran como algo
extraño y fuera del grupo. Ser normal (entre ellos) es ser igual a los demás
jóvenes, responder a las expectativas que los compañeros tienen.
Este ambiente de normalidad que tienden a imitar para
sentirse uno más en el grupo, que busca el joven también comprende sus
prácticas de consumo. La ropa, la música, los lugares de ocio, son “una marca”
que los reconoce, integra y legitiman en el grupo. Explica Verdú , que “si en el capitalismo de producción lo
importante fueron las mercancías y en el capitalismo de consumo lo importante
fue lo que una voz dijera sobre ellas, en el capitalismo de ficción es el
propio artículo que habla. Coca-Cola habla de jovialidad, Body Shop de conciencia ecológica...”. Y continua “el nuevo capitalismo de
ficción no es por tanto como los anteriores capitalismos, un sistema sin
corazón, sino por el contrario la afectividad es aquello que más le importa. El
último anuncio norteamericano de Nescafé no habla en Estados Unidos de un
surtido de cinco sabores sino de cinco emociones”. La intensidad en la que el
adolescente vive sus relaciones en el grupo de pares depende de sus vínculos
emocionales, de la trama afectiva que entreteje el grupo. El consumo del
producto no satisface el propio consumo, sino la sensación de bienestar en el
grupo, de reconocimiento “es uno de los nuestros”, de identificación “siente lo
mismo que nosotros”.
Requena define la relación del espectador como “la
interacción que surge de la puesta en relación de un espectador y de una
exhibición que se le ofrece”. Esta relación pasa por tres componentes: la
mirada, el cuerpo y la
distancia. La mirada en la distancia respecto al cuerpo
(imagen que se exhibe). El autor subraya la distancia como aquello que permite
la implicación, el gusto por lo narrado. La seducción entre mirada e imagen,
sujeto y objeto, obtiene en la distancia el disfrute no sólo de la narración,
también de la obtención del sentido, cuando la reflexión se produce. El
espectáculo televisivo ha devorado y engullido los diferentes medios expresivos
y sus manifestaciones artísticas (cine, radio, cómic, pintura, teatro...). El
análisis y la lectura televisiva se hacen complejas y eclécticas. Añadamos que
la pequeña pantalla está colocada en los lugares más íntimos de la casa,
ocupando un espacio que hasta hace pocos años era privado y doméstico. Como
explicita Requena, la distancia que hay entre mirada y cuerpo ha sido abolida
en sentido literal o físico (no hay dos metros entre televisor y espectador) y
simbólico (los reality show ponen delante de nuestros ojos la intimidad de
muchos otros).
Es evidente, que esta fenomenología de la mirada conduce
hacia la fenomenología del conflicto, no sólo en la medida en que la
representación siempre es un conflicto que se debiera resolver con mirada inteligente,
sino porque la propia mirada también lo es, como lo son las relaciones
intrafamiliares que provoca el espectáculo visto, en las relaciones
interfamiliares. O sea, una serie que expone un determinado modelo familiar
como, por ejemplo, Los Serrano, provoca un conjunto de identificaciones y
proyecciones en sus diferentes roles (hijos, padre separado, compañera
sentimental, hermanos...), que deriva en un pautado abierto de conductas en sus
telespectadores.
El adolescente siente y experimenta con fuerza, y
frecuentemente con impotencia, un conjunto de cambios y transformaciones.
Primero y, sobre todo, en sí mismo, simultáneamente en los que le rodean y en
su entorno. Pero los padres, también viven contradicciones, entre los valores
que intentan educar, y los valores que sus hijos viven y aprenden en la calle,
con sus amigos, y de las pantallas. Con frecuencia esta contradicción se
convierte en impotencia, y en rabia. Les asalta la sensación de que todo lo que
hacen no merece la pena, y que tanto esfuerzo no sirve para nada. Vuelven al
túnel, pesando más la oscuridad del presente, que la luz del pasado y del
futuro. De nuevo urge recuperar el sentido del proceso y del conflicto en sus
mediaciones. Proceso por el que todo lo hecho por sus hijos queda, y conflicto
porque los hijos, como los adultos, evolucionan y están en constante adaptación
al medio y al entorno.
Extraído de
Consumos y mediaciones de familias y pantallasNuevos modelos y propuestas de convivencia
José Antonio Gabelas Barroso y Carmen Marta Lazo
Programa Pantallas Sanas
Diseñado por
domingo, 28 de octubre de 2012
Escuela y familia
La
Escuela y la Familia tienen objetivos en común, pero su mutua aceptación no
resulta sencilla. Trabajar juntos resulta indispensable, pero la complejidad de
la tarea hace que sea un logro difícil de alcanzar. En los siguientes párrafos,
el Lic. R Martiñá, autor de varios libros sobre el tema, nos brinda su
“ultraresumen” al respecto.
La relación Escuela-Familia
se ha vuelto compleja y a menudo complicada, debido a
multitud de causas, algunas de las cuales tienen que ver con las grandes
transformaciones socioculturales ocurridas durante el siglo XX, que han
afectado entre otras cosas, las relaciones adulto-niño.
Frente al desafío
educativo.
Sin embargo, hasta hace poco
tiempo, el tema no ocupaba un lugar destacado en la agenda educativa, aunque
cualquiera que escuchara los comentarios de esos dos espacios simbólicos de
maestros y padres, la “sala de maestros” y “la vereda, en la entrada y salida”,
podría darse cuenta de la magnitud del conflicto.
No es un tema fácil, pero algunas
orientaciones pueden ayudar a recomponer esa alianza, tratando de que
padres y docentes puedan reconocerse como socios en una empresa común.
Estas son:
_ Establecer la “regla de no
descalificación”: ni los padres hablan mal de los maestros delante de sus hijos,
ni lo maestros mal de los padres delante de sus alumnos. Los niños a salvo.
_ Tratar de modificar
progresivamente la idea fuertemente arraigada de que “los padres van a la
escuela por algo malo”. Es bueno invitarlos a celebraciones, conversaciones preventivas,
participación en actividades, etc.
_ La idea de que es
conveniente intentar “acuerdos mínimos” sobre la base de la convivencia
escolar, sin pretender un acuerdo global sobre aspectos sobre los que las
familias suelen mostrar mucha diversidad. La idea es: “Qué nos comprometemos a
sostener en el ámbito escolar para asegurar el mínimo de bienestar necesario
para realizar la tarea que es el sentido de la Institución”.
_ Proponerse renunciar a las
ideas complementarias de “Escuela a medida- Familia ejemplar”. Aceptar la
diversidad, pero sabiendo que no todo es negociable, y que la escuela
tiene el derecho de establecer y hacer cumplir normas para los demás casos.
_ Acordar sobre un enfoque
preventivo de la violencia, pero a la vez, de un sistema de sanciones y
recompensas para los comportamientos abusivos de cualquier tipo. Las
sanciones pueden ser punitivas (un mal por un mal) o reparatorias ( un bien por
un mal), pero no pueden dejar de existir.
_ Asumir en conjunto que la Escuela
se ha vuelto un lugar muy complejo y atravesado por conflictos en el que
conviven no siempre pacíficamente “tres siglos”: la Institución del siglo XIX,
los adultos del siglo XX y los niños del siglo XXI.
Autor
Lic. Rolando Martiñá
rmartina@fibertel.com.ar
Bibliografía:
“Escuela y familia: una
alianza necesaria”, Troquel, 2003
“Cuidar y educar. Guía para
padres y docentes”. Bonum, 2006
“La comunicación con los
padres”, Troquel, 2007
sábado, 20 de octubre de 2012
¿Por qué hemos de participar en los órganos de gestión de los centros?
¿Cómo puede la
familia hacerse parte de la escuela? La respuesta depende del contexto, pero,
para ir en el camino de la
Calidad Educativa, se trata de un hecho imprescindible. Los
siguientes párrafos, nos ofrecen una respuesta pensada para el contexto
español.
Está claro que participar en los órganos de gestión de los centros (Consejos escolares y
comisiones) nos ayudará a mejorar
nuestro sistema educativo, a sentirnos partícipes y responsables de su mejora,
a hacer centros más participativos y
democráticos y, en definitiva, a acercar dos realidades que deben ir siempre
“cogidas de la mano” (familia y escuela)
y así poder darle salida a nuestras inquietudes y preocupaciones. Pero
además, es un deber y un
compromiso con nuestros hijos, con la educación y con la sociedad, en general.
Es preciso debatir, en el seno de los órganos de participación y
gobierno de los centros, los mecanismos que consideramos que pueden mejorar la
calidad de los centros, impulsando la creación de comisiones mixtas que permitan
una mayor participación en la dinámica y gestión de los mismos, siempre desde
un punto de vista participativo y colaborativo, pero nunca “intrusivo o
destructivo”. Hemos de tener siempre
presente una idea: “queremos aportar algo, colaborar, contribuir, sugerir y dar
ideas para mejorar la formación de
nuestros hijos, pero no enfrentarnos al profesorado para decirles cómo tienen
que hacer las cosas. Eso no nos conducirá a nada”. Es preciso hacernos escuchar
y promover un clima de diálogo y consenso en los órganos de participación y gestión de los centros.
¿Qué podemos aportar en la gestión de los centros?
La respuesta es mucho y se concreta
actuando por y para el alumnado y con la colaboración de toda la
comunidad educativa. De este modo, desde el seno de estos órganos podemos:
1. Participar en todas y cada una de las comisiones en las que podamos
colaborar y actuar: comisión de
convivencia y resolución de conflictos, comisión de actividades extraescolares
y complementarias, comisión para la integración de las familias y alumnado
inmigrante, etc.
2. Ofrecer propuestas constructivas para la mejora del Proyecto
educativo del centro, de su Reglamento de régimen interno y demás documentos
que articulan la vida del centro, así como sobre el funcionamiento de sus
órganos de gestión o coordinación
(consejos escolares, tutorías,
etc.)
3. Ofrecer ideas para mejorar las
instalaciones y funcionamiento del centro.
4. Proponer actividades a
desarrollar en fechas señaladas: día de la paz, semana cultural, día del libro,
Carnaval, día de la ciencia, actividades conmemorativas de un acontecimiento determinado, etc.
5. Aportar recursos materiales que son necesarios en el colegio mediante
las cuotas recaudadas en las diferentes actividades o mediante proyectos
presentados a organismos oficiales.
6. Actuar como nexos o redes de comunicación con las demás familias y ayudar en la toma de
decisiones, aportando la visión de todas las familias.
7. Ayudar y colaborar en la
adquisición de material: a) búsqueda de
presupuestos; b) facilitación de contactos con empresas (Ejemplo. para hacer las fotos de las Orlas); c)
contacto con organismos locales (Ayuntamientos o Diputaciones) para la colaboración
en determinadas actividades y/o talleres.
8. Proponer proyectos referidos a
la mejora de la convivencia en el centro, la divulgación de la cultura (del hábito lector), la
innovación docente en el centro, grupos de trabajo compuestos por padres y
profesorado, comunidades de aprendizaje,
grupos interactivos, la utilización de las TICs para favorecer la comunicación
con la familia (blogs educativos)
9. Proponer charlas, coloquios o
seminarios, dirigidos al alumnado y que complementen algunos de los temas que
se traten en los planes de acción tutorial o de orientación vocacional. En
referencia a este tema, incluso, podríamos facilitar al centro el nombre de
algunos padres y madres con diversas titulaciones profesiones (médicos, fontaneros, arquitectas, profesoras de universidad, etc.) que
estarían dispuestos a colaborar en las
diversas actividades del centro.
Extraído de
EL ÉXITO ESCOLAR
¿Cómo pueden contribuir las familias del alumnado?
Santiago Ramírez Fernández
Antonio García Guzmán
Christian Alexis Sánchez Núñez
Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos
viernes, 12 de octubre de 2012
Pero… ¿qué podemos hacer como padres y madres para conseguir éxito escolar?
¿Qué camino seguir para aportar al éxito escolar de los hijos?
¿Existe una única forma? ¿Cuáles pueden ser nuestros aportes? Las siguientes
reflexiones fueron hechas desde la óptica de los padres.
Hemos visto pues, que tanto el fracaso como el éxito escolar
son situaciones que nos afectan, o nos afectarán, a todos, en mayor o menor grado
y de las que somos responsables. Por tanto, todos podemos y debemos implicarnos:
la administración, los centros educativos y los docentes, el alumnado, las familias…,
pero,… ¿qué podemos hacer como padres y madres para conseguir éxito escolar?
Al menos hay dos ámbitos en los que poder contribuir al éxito
escolar:
a) ayudar desde casa, en el seno familiar, y
b) ayudar en la escuela y la comunidad, implicándonos en aquellas
iniciativas escolares que ayuden a construir una escuela y una educación más democrática
y abierta a la sociedad y a la participación de todos y todas.
En cada uno de estos dos ámbitos hay diferentes modos de actuar
y diversas tareas que, como familias, podemos hacer para mejorar la educación de
los hijos, por ejemplo: asumir estilos de crianza y climas familiares adecuados,
establecer hábitos de estudio en casa, ayudar a nuestros hijos con los deberes,…
también comunicarnos de modo adecuado con el profesorado, colaborar en las actividades
escolares del centro, implicarnos en la toma de decisiones escolares,… De ellas
nos ocuparemos en las páginas siguientes.
Es preciso aclarar que, al igual que todas las personas somos
diferentes y tenemos distintas posibilidades y fortalezas, no todas las familias
tenemos por qué hacer las mismas cosas, ni participar de las mismas actividades.
Es decir, aunque deba existir un proyecto educativo global, común y compartido,
cada uno puede contribuir desde su realidad de forma distinta y en grado diferente,
sabiendo que lo fundamental es estar coordinado con los demás y contribuir en una
acción diseñada conjuntamente.
A modo de resumen
Afrontar los problemas existentes y construir una sociedad futura mejor depende de lo buena que sea la educación, por ello es necesario ayudar a cambiarla y colaborar en su mejora.
Conseguir éxito escolar es mucho más que sacar buenas notas, es mejorar la educación y la
sociedad.
Todos podemos y debemos implicarnos en esta tarea de educar; porque si familia, escuela y comunidad colaboramos, alcanzar el éxito escolar será más fácil.
Hay distintos modos en los que las familias pueden contribuir al éxito escolar: ayudando desde casa, colaborando con el profesorado, implicándose en las dinámicas del centro, etc.
No todas las familias tienen por qué implicarse del mismo modo, pero sí todas deben estar
comprometidas con la educación.
Extraído de
EL ÉXITO ESCOLAR
¿Cómo pueden contribuir las familias del alumnado?
Santiago Ramírez Fernández
Antonio García Guzmán
Christian Alexis Sánchez Núñez
Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos
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