lunes, 7 de junio de 2010

Los hábitos de estudio

Reflexiones desde la práctica docente sobre las claves para el éxito escolar y el aprendizaje

Desde la perspectiva sociocultural del conocimiento se ha estudiado la importancia de la organización y planificación del estudio personal como estrategia de aprender a pensar desde edades tempranas. En la presente experiencia se aborda esta cuestión desde la perspectiva del ejercicio docente y a la luz de las estrategias de aprendizaje y estudio más recientes.


El hábito de estudio personal implica (Monereo, 1993) el empleo de estrategias relacionadas con la organización, planificación y autoevaluación del conocimiento; por ello, es la mejor clave del éxito escolar, ya que ayuda al alumno, desde los primeros niveles de Educación Primaria, a pensar y desarrollar estrategias de aprender a aprender, que le permitirán en la edad adolescente desarrollar el pensamiento lógico-deductivo.



Desde la perspectiva de Aprendizaje Mediado (Feuerstein, 1989) el alumno, es un sujeto que necesita ser mediado y motivado en su aprendizaje. Así, los hábitos de estudios son un puente hacia el éxito escolar, son procedimientos y estrategias que le permitirán ser más autónomo y ejecutar el trabajo al máximo de sus potencialidades personales. Por ello, desde edades tempranas se han de enseñar a aprender estrategias que ayuden al alumno a planificar dentro y fuera del centro educativo el estudio, dándole la importancia que este requiere. La enseñanza de estrategias y procedimientos de enseñar a pensar, irá acompañada de valores como la constancia, el esfuerzo, el orden y las destrezas relacionadas con el empleo de la agenda o la planificación mediante un horario de trabajo.



Es importante, considerar que el infante mejora notablemente su rendimiento académico, cuando aprende de forma estratégica, afronta mejor la planificación de las diferentes áreas de estudio y consigue entender, motivarse y organizarse de forma autónoma. Esto le ayudará a adquirir otras estrategias no sólo cognitivas, sino también metacognitivas, que son importantes en la edad adolescente, por la autoevaluación, motivación y planificación del estudio, acercando al alumno al verdadero aprendizaje constructivo y significativo y al desarrollo de su potencial de aprendizaje.


Orientaciones desde la práctica educativa


Es importante desarrollar buenas estrategias de estudio desde edades tempranas. Para lograrlo es necesario un cierto entrenamiento en estas técnicas para desarrollar las habilidades intelectuales correspondientes.


Algunas de las orientaciones y estrategias específicas que pueden ayudar para ser aplicadas en el trabajo dentro y fuera del aula, son las siguientes:
* Estudiar no requiere sólo leer y releer los temas hasta memorizarlos.
* La base de todo estudio es comprender un tema o problema. Para lograr esta comprensión los pedagogos preferimos las técnicas activas, que obligan al alumno a enfrentarse con un tema, diseccionarlo y relacionar cada una de sus partes, en un trabajo de reelaboración.
* Comprender implica supervisar lo estudiado, de forma que el alumno le dé sentido a lo aprende, poniendo en relación lo que va aprendiendo en diferentes áreas de aprendizaje con momentos de su vida cotidiana, de forma que esto tenga un verdadero sentido para él.
* Entender implica pensar; pensar en cómo estoy aprendiendo, de forma que se despierte en el alumno no sólo su curiosidad, sino también su inquietud por la superación personal, que desde la revisión y la autoevaluación, ayudarán a centrar su atención y a marcar un objetivo a alcanzar en su aprendizaje.
* Estudiar es planificar de forma ordenada el trabajo guiándolo hacia el objetivo del éxito, estudiando las materias más complejas o con dificultades y terminando el día con las más fáciles, en forma de refuerzo directo.
* Estudiar es motivación, ya que requiere verificar desde la práctica lo aprendido. El éxito es la mejor herramienta de motivación personal, por ello, la evaluación sistemática ayuda a la autoevaluación personal y a mejorar las estrategias de los alumnos.


Desde este esquema se concluye que el éxito en el aprendizaje no sólo se logra en el aula ordinaria con el éxito individual, sino cuando hacemos entender a nuestros alumnos, que su éxito comienza con y por el grupo, de forma que todos los alumnos con y sin dificultades de aprendizaje, colaboren en la consecución de una misma meta: "El proceso de maduración socio-personal".


El éxito académico debe ser entendido como el resultado de un trabajo bien pensado, planificado, verificado en la práctica, en el que el alumno se sienta partícipe, motivado y autoevalúe, como forma de superación personal y grupal.


Conclusiones finales


En el estudio es importante, emplear organizadores expositivos y comparativos en la presentación de cada unidad didáctica, desde la evaluación diagnóstica de conocimientos previos, hasta el aprendizaje procedimental de estrategias como: subrayado, mapa conceptual, esquemas y marcos de contenidos, que incluyan finalmente una autoevaluación de conocimientos, como forma de verificar desde la práctica lo aprendido.


Los hábitos de estudio mejoran el rendimiento de los alumnos con y sin dificultades para aprender. Para ello es necesario, centrar el estudio de los alumnos desarrollando una técnica y una actitud adecuada, de forma que se fomente en el alumno el sentido de responsabilidad, constancia, organización, paciencia y empleo de estrategias para alcanzar el éxito escolar.


El tiempo de estudio es un tiempo de calidad personal, que beneficia no sólo el desarrollo intelectual, sino también el crecimiento socio-personal, facilitando el proceso de maduración, de autonomía y de construcción de una personalidad más fuerte. El alumno será capaz de ser independiente, no dependiente, esforzarse y aprender a confiar en su potencial de aprendizaje, lo que le permitirá descubrir en él su mejor tesoro, lo que es capaz de hacer por sí mismo, crecer en conocimientos, emociones, actitudes y valores personales.


Por tanto, el éxito no sólo depende del contexto, del método o del clima escolar, sino de la actitud con la que el alumno sea capaz de afrontar este proceso, de forma que sea entendido por él, como un proceso de crecimiento personal importante y necesario.


 


María del Carmen Girón Calero
Licenciada en Psicopedagogía


Revista Comunidad escolar


http://comunidadescolar.educacion.es

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