martes, 23 de junio de 2009

Fracaso escolar

Leyendo en “Escuela y fracaso: escuela del castigo” Ramón R. Abarca Fernández, me pareció interesante los siguientes párrafos que hablan sobre el fracaso escolar, desde el punto de vista de las responsabilidades paternas, y ahora lo comparto con ustedes:

Para superar el fracaso escolar, Menéndez Benavente, I. propone algunos puntos que es conveniente reseñar:

a) Demuéstrale a tu hijo que le quieres no por sus éxitos sino por él mismo.

b) Permítele que tome decisiones y dale responsabilidades acordes con su edad.

c) Jamás le compares desfavorablemente con sus hermanos o amigos.

d) Jamás le hagas sentirse inútil o culpable, anímale a confiar en sí mismo y a valorarse.

e) Enséñale que no hay que desanimarse ante los primeros fracasos, que hay que ser tenaz y buscar alternativas, practicar para superarse.

f) Fomenta la lectura desde pequeño, contando cuentos, haciendo que los cuente él, animándole cuando lea algo. Enséñale palabras nuevas y haz como un juego, que enriquezca su vocabulario, háblale mucho y con propiedad.

g) Estate atento con sus éxitos, por mínimos que sean, esto le ayudará a ir superándose y a sentirse seguro.

h) Enriquece su ocio. Que no vea sólo la televisión cuando es pequeño. Enséñale programas adecuados, llévale a museos, cuéntale historias, haz que tenga contacto con la naturaleza…

i) En fin, fomenta que tu hijo se quiera a sí mismo, se acepte, esté seguro y sobre todo que SEA FELIZ .

Fuente
http://www.rieoei.org/jano/3078Abarca.pdf

lunes, 15 de junio de 2009

La adolescencia y el sueño

El sueño es un elemento esencial de la vida. Pasamos prácticamente un tercio de nuestra existencia dormidos y la sola magnitud de este dato ya nos da una idea de la importancia que le da nuestro organismo a esta actividad.

Quizá hablar de actividad para referirnos al hecho de dormir nos parezca un contrasentido, pues todos asociamos el sueño a lo contrario, al reposo y la inactividad. Que el sueño tiene una función fundamental de descanso es obvio, pero pensar que se reduce a eso es una simplificación exagerada de una realidad mucho más compleja. El sueño no es un estado homogéneo, sino una secuencia ordenada de procesos que se repiten rítmicamente cada 90-120 minutos, en la que nuestro cerebro pasa de fases de descanso a otras de intenso trajín. Durante las primeras nuestras neuronas recargan sus fuentes de energía, limpian los deshechos que se han ido acumulando durante la vigilia y reparan su maquinaria celular para afrontar las exigencias que vendrán tras el despertar. La función de las segundas aún no la comprendemos completamente, pero sabemos que son indispensables para el establecimiento y consolidación de la memoria y de las emociones. La expresión popular de «consultar los problemas con la almohada» tiene una base fisiológica. Durante el sueño las experiencias vividas durante la vigilia se organizan, se ordenan, se integran con un componente emocional y se articulan con nuestra memoria previa. En este proceso, un problema aparentemente insoluble o una decisión difícil durante la vigilia pueden encontrar su solución. Por este motivo, la privación de sueño disminuye sustancialmente la capacidad de atención, de concentración y de memorización, provoca irritabilidad y agresividad y si se prolonga a la larga acaba modificando el ánimo, ocasionando apatía, anhedonia y tristeza. La función del sueño no se limita al cerebro, sino que se extiende a todo el organismo influyendo decisivamente en el control de nuestras hormonas y de nuestro sistema inmunológico. El sueño hace crecer, porque la hormona de crecimiento, entre otras, se segrega mientras dormimos. La falta de sueño engorda, porque altera el equilibrio entre grelina y leptina, hormonas relacionadas con el apetito y la saciedad. Y las personas privadas crónicamente de sueño sufren más infecciones y más graves que las que satisfacen adecuadamente sus necesidades.

Sin embargo, a pesar de que nuestra propia experiencia nos advierte a corto plazo del efecto nocivo que tiene el dormir poco, tenemos pocos reparos como individuos y como sociedad para maltratar nuestro sueño. Se calcula que dormimos entre una y dos horas menos al día que a principios del siglo XX, cuando no había electricidad, y la tendencia a reducir el tiempo de sueño se mantiene con el desarrollo tecnológico y el aumento de las posibilidades de distracción. La hora de inicio del sueño se retrasa cada vez más. Los programas de televisión de prolongan hasta horas imposibles para nuestros relojes biológicos y las actividades lúdicas se organizan cada vez más entrada la noche. Sin embargo, la hora de despertar se mantiene, o incluso se adelanta con el fin de conseguir un horario laboral más integrado que nos deje la tarde libre para el ocio. Acortar el tiempo de sueño implica entorpecer los procesos de aprendizaje, no de una manera lineal sino exponencial, pues la primera mitad del sueño se dedica fundamentalmente a las tareas de mantenimiento y reposo, mientras que las funciones de integración y memorización de la información se realizan principalmente en la segunda mitad del sueño, que es la que más reducimos si nos obligamos a despertar antes de lo que nuestro cerebro había programado.

El problema es especialmente grave en la adolescencia, pues es una etapa de la vida en la que se combinan necesidades de sueño prolongadas, en torno a nueve horas diarias, adquisición continua de gran cantidad de información nueva que hay que procesar y elaborar y anhelo de integración en un grupo social que gusta de reunirse y comunicarse a horas cada vez más intempestivas, rompiendo el ritmo vigilia-sueño cada fin de semana y sacrificando sin reparo las horas de sueño para dedicarlas al ocio o simplemente para «charlar» por el móvil o por Internet. A esto se añade la tendencia cada vez más extendida de iniciar las clases a una hora más temprana, de modo que los alumnos acuden con frecuencia al colegio cortos de sueño por acostarse tarde y mal desayunados por apurar al máximo los últimos minutos de cama, con el cerebro en una situación que combina la «inercia de sueño» o estado de torpor mental que se da en la transición desde el sueño hasta el despertar completo, con una pájara intelectual por el periodo prolongado de ayuno desde la cena. Periódicamente nos sobresaltamos al conocer las cifras crecientes de fracaso escolar. Si bien es evidente que este es un problema complejo de origen multifactorial, también es indudable que mantener la maquinaria del aprendizaje en condiciones satisfactorias de servicio es el paso primero e ineludible para conseguir un rendimiento óptimo y después de lo expuesto creo que a nadie se le escapa que esto solo es posible con un sueño suficiente en cantidad y calidad.


31-05-09
JUAN JOSE POZA NEURÓLOGO. COORDINADOR DEL GRUPO DE ESTUDIO DE LOS TRASTORNOS DE LA VIGILIA Y EL SUEÑO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE NEUROLOGÍA (SEN)

http://www.diariovasco.com/20090531/opinion/articulos-opinion/adolescencia-sueno-20090531.html

sábado, 6 de junio de 2009

Hábitos de estudio: poco, mal y tarde

Pocas horas, mal y tarde. Estos son en líneas generales y salvo excepciones -así parece que ha sido siempre- los hábitos de estudio de los jóvenes españoles, que como todos los años por estas fechas están metidos de lleno en la preparación -el atracón final- de los exámenes de fin de curso.

Un "empacho" de apuntes y libros que "no funciona. A veces, puede servir para aprobar un examen, pero lo normal es que lo estudiado se olvide a los pocos días", argumenta, en declaraciones a Efe, Francisco Arroyo, psicólogo y profesor de técnicas de estudio.

"No se estudia suficiente -aclara Arroyo- porque los chavales ni saben ni tienen la motivación para hacerlo. Se junta el hambre con las ganas de comer".

Diferentes informes ponen de manifiesto que durante el curso pocos se dejan los codos ante los libros. Uno del Ministerio de Educación refleja que el 17% de los escolares de primaria dedica al día una hora o menos a hacer los deberes, el 47% entre una y dos, el 21% de dos a tres horas y tan sólo el 9% más de tres. En su lugar, prefieren jugar en la calle o con el ordenador, y ver la televisión.

Ahora bien, son muchos los que piensan que los deberes de casa son excesivos. Así lo creía el 47% de los consultados para el estudio "Tendencias y hábitos de estudio y consumo de material escolar", encargado hace cuatro años por la empresa Office Depot. El 42,2% pensaba lo contrario.

Pero estudiar es algo más que hacer los deberes, advierte Francisco Arroyo, quien tiene muy claro que entre los jóvenes no abunda el hábito "diario" del estudio.

TRECE HORAS SEMANALES
La situación no parece ser diferente cuando llegan a la universidad. Un informe de la Fundación BBVA sobre los universitarios españoles concluye que el tiempo medio que dedican a "empollar" apenas supera las trece horas semanales.

La distribución de esas horas es bastante irregular. Así, mientras que el 30% afirma que estudia diariamente "más o menos el mismo número de horas", el resto se divide entre quienes lo hacen unos días sí y otros no (41%), quienes lo posponen hasta las vísperas de los exámenes (20%) y aquellos que aseguran dejarlo para los fines de semana (7%).
Entre horas de clase, teóricas y prácticas, y estudio en casa, el informe de la Fundación BBVA destaca que, de media, no suman más de treinta y tres horas semanales.

El mismo trabajo pone de manifiesto que los hábitos de estudio varían significativamente según la carrera elegida. Los alumnos de las técnicas y de ciencias de la salud estudian una media semanal de 16 horas, los de ciencias experimentales unas 13 y los de humanidades y ciencias sociales no más de 12.

Otro dato importante del informe: los matriculados en la universidad pública estudian más que los de la privada, 13,6 horas semanales de media frente a 11,2, respectivamente.

"Sí, se estudia poco", reconoce Carlos Javier Ruiz Yébenes, presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), quien alude a la necesidad de inculcar el hábito diario ya desde la escuela, a muy temprana edad, y de que en las aulas se impartan técnicas que contribuyan a consolidar dicho hábito.

MEMORIZAR ANTES QUE COMPRENDER
Pedro Rascón, presidente de CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos), coincide en que "nadie" enseña a estudiar a los chavales, "se da por supuesto que saben", dice, y habla de la importancia de interiorizar unas pautas "que hagan provechoso" el aprendizaje. "Falla el sistema" educativo, insiste en conversación con Efe.

"Es urgente modernizarlo, pues está anclado en el siglo XIX. Se prima la memorización de contenidos, de conocimientos, antes que su comprensión. El profesorado, en general, no está preparado para enseñar a estudiar, bien porque están cargados de tareas bien porque su discurso está más cercano a la decimonónica clase magistral", advierte el presidente de CEAPA.

Estela D,Angelo, profesora del departamento de Didáctica y Organización Escolar en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, cree que el cambio se está produciendo ya, aunque "con lentitud, porque el pensamiento -dice- siempre va más lento".

En el caso concreto de la Universidad el "vuelco" en el modo de enseñar y aprender, comenta, viene además obligado por la convergencia europea de la educación superior, el llamado proceso de Bolonia.

"Estamos obligados -insiste- a revisar la forma de estudio, uno de los aspectos de la enseñanza más importantes que hay que atacar. Hay resistencias, pero es inevitable el cambio". Revisión que tiene que afectar obligatoriamente al sistema para evaluar los conocimientos del alumno: los exámenes.

"Los chicos no saben estudiar porque no lo aprenden desde edades tempranas. Aprenden conocimientos de manera muy literal, descontextualizados, y ello contribuye al fracaso escolar. Se sienten desbordados, no saben cómo resolver los problemas que conlleva el estudio", recalca.

REFLEXION, COMPRENSION, ATENCION...
Esta profesora universitaria da importancia a la memoria como herramienta -"es la esencia de nuestra vida, somos memoria", dice-, pero no exclusivamente. "Memorizar por memorizar no es útil, sólo en tanto en cuanto sirva para transformar esa memoria en conocimiento".

Valentín Martínez-Otero, psicólogo, pedagogo y también profesor en la Complutense, considera importante la memoria en el estudio, "pero no lo más". "Hay que decir no a su uso abusivo o inadecuado, porque lleva a un aprendizaje mecánico. Son igual de importantes otros procesos intelectuales como la reflexión, la comprensión, la atención, la expresión, la creatividad...."

Si un estudiante, continúa, carece de unas técnicas de trabajo intelectual suficientes, o de hábito de estudio, "tarde o temprano va a encontrar significativos escollos en su proceso formativo".

Charo Pérez Molina, profesora de educación infantil y secretaria de Comunicación del sindicato FETE-UGT, recalca la importancia de introducir hábitos de estudio desde la escuela primaria, y en la necesidad de implicar a padres y profesores en el proceso.
"Juntos tenemos que enseñar a los chavales -declara a Efe- a planificar su tiempo dentro y fuera del aula. Cuando funciona la comunicación entre la familia y la escuela el éxito está más asegurado".

La tarea no es fácil. "Ahora, el problema es más grave, porque la oferta de ocio, de entretenimiento es mucho mayor que antes", advierte el psicólogo Francisco Arroyo.
"El estudio -continúa- compite con el messenger, con tuenti...con la televisión y los videojuegos. Antes los padres tenían la autoridad suficiente para decirle a su hijo que se pusiera a hacer los deberes. Ahora, la mayor parte ni siquiera están en casa cuando sus hijos vuelven del colegio. Es un grave problema social".


Autor Carlos Mínguez.
Fuente
Adn.es
http://www.adn.es/sociedad/20090606/NWS-0409-Habitos-tarde-poco-mal.html

martes, 2 de junio de 2009

Temas para madres y padres

Una nota muy corta aparecida en “las provincias.es” me hizo preguntarme ¿Qué funciones cumplen las Asociaciones de Padres y Madres? ¿Qué cuestiones preocupan? ¿No necesitan de una buena reflexión? ¿No tienen acaso los mismos problemas? Transcribo la nota:

Una encuesta recoge los temas de interés a tratar en la futura escuela de padres
El ayuntamiento de Sant Joan realizó una encuesta con el fin de sondear los temas de interés para la futura Escuela de Madres y Padres. Según se desprende de esta encuesta, elaborada en colaboración con las Ampas (se trata de las Asociaciones de Madres y Padres) de los colegios del municipio, las dos cuestiones que más preocupan a las familias son cómo establecer normas y límites y qué hacer con su tiempo de ocio.

Frente al modelo actual de sociedad, en constante cambio de valores y conocimientos, la escuela quiere ser un espacio de encuentro y reflexión entre la Comunidad Educativa y la Familia que permita profundizar en los conocimientos, habilidades y estrategias para abordar con eficacia el papel de padres y madres.

La asunción de normas y límites es un hito fundamental para favorecer el desarrollo de los pequeños y conseguir un comportamiento responsable y consecuente en el futuro. Los padres y madres son conscientes de dicha importancia y se plantean dudas sobre cuándo y dónde establecer esos límites.

No es extraño encontrarse con la imagen del niño pegado a la videoconsola, la niña sentada delante del ordenador y los padres viendo televisión. Parece que las familias consultadas están interesadas en romper con esa dinámica y desarrollar el tiempo de esparcimiento

Otras cuestiones como ayudar con los deberes, la prevención del consumo de drogas y el cambio que supone pasar del colegio al instituto también merecen una atención especial.

Fuente:
http://www.lasprovincias.es/valencia/20090530/comarcas/encuesta-recoge-temas-interes-20090530.html
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