domingo, 25 de abril de 2010

La comunicación familia escuela


Muy interesante trabajo, que trata sobre la entrevista del tutor del establecimiento con los padres de familia. Comunicación verbal, no verbal y contexto.


Es un video didáctico sobre habilidades comunicativas, donde se destacan tres formas de abordar la comunicación:
Modelo de comunicación agresivo
Modelo de comunicación inhibido
Modelo de comunicación asertivo


Considero que la buena relación entre la familia y la escuela, es condición imprescindible para encontrar el camino de la calidad educativa, y para ello la función del tutor es de vital importancia.



jueves, 15 de abril de 2010

Padres felices, niños felices…y viceversa

¿Qué significa "ser feliz"? ¿Se encuentra o se aprende? ¿Es una utopía o una posibilidad real?

Estudiosos, filósofos, políticos y ciudadanos comunes de todo tiempo y lugar se formulan y formularon preguntas acerca de qué significa, cómo conseguirla o hacerla realidad, para sí mismo y para los seres queridos. En este artículo del Lic. ROLANDO MARTIÑÁ se ensaya una definición, se destacan aspectos sobresalientes y se proponen una serie de recomendaciones para que los adultos colaboren con la felicidad de los chicos.


Quizá por considerarla precisamente como un asunto "filosófico", históricamente la psicología no se ha ocupado lo suficiente de estudiar la cuestión de la felicidad. Sin embargo, a partir de los años '80, comenzó a hacerse notar una corriente liderada por el afamado Martin Seligman, autor de importantes obras como "Indefensión aprendida", "El niño optimista" y "La auténtica felicidad", que la rescató como objeto de estudio.

La lectura y análisis de esta nueva corriente psicológica, y la asociación de una multitud de experiencias clínicas y educativas, nos inspiraron y nos llevaron a desarrollar algunas "ideas-fuerza" que sintetizaremos en este artículo.

Si bien es muy probable que entren en juego predisposiciones genéticas de algún tipo, estamos en condiciones de afirmar que, en lo fundamental, a ser feliz se aprende. O, mejor dicho, aprendemos a transitar la vida con una mayor o menor disposición a verle el lado bueno y a descubrir la posibilidad de disfrutarla.

De lo anterior, se deduce que la felicidad no debe entenderse como a un estado final, definitivo y absoluto. Tampoco como un estado beatífico, carente de problemas y contradicciones. Por el contrario, creemos que no existen experiencias humanas con esas características. Lo que sí es posible es construir climas interpersonales más o menos favorables al bienestar, no entendido éste como mero confort -aunque también puede ser importante – sino como un sentimiento de conformidad básica con la vida y una disposición a disfrutar de sus mejores cosas.

Uno de los requisitos para lograr bienestar es, justamente, aprender a aceptar la vida como proceso. Una mezcla en movimiento de azar y razón, de sentimientos y creencias, de lógica y fantasía, de éxitos y fracasos, para la cual es tan contraproducente pretender controlarlo todo, como permitir pasivamente que todo se nos vaya de las manos. Siempre será bueno tener algo lindo que recordar, algo interesante que hacer y algo promisorio que proyectar.

Otra de las claves, es aprender a manejar las decepciones, afrontándolas como problemas del camino y no como "señales de descarrilamiento" o  como indicadores de la propia y personal incompetencia radical. Porque la inmensa mayoría de los problemas de la vida, no son realmente tragedias irremediables, aunque podemos transformarlos en tragedias si respondemos de manera inadecuada.

En este sentido, consideramos que "Padres, maestros, tutores o encargados" pueden hacer mucho por ayudar a los chicos a desarrollar aptitudes para la felicidad, por ejemplo:


 Aprovechar todas las situaciones posibles para divertirse con ellos. Para cultivar el sentido del humor y la alegría. Para verle el lado interesante y lúdico a las cosas. Y, siempre que sea posible, reírse con ellos, (aunque no de ellos).


 Plantearles desafíos y responsabilidades y procurar que no sean tan fáciles que no requieran esfuerzo, ni tan difíciles que no los puedan resolver.


 Tratar, dentro de lo posible, de no mostrarse habitualmente demasiado quejosos, tristes o irritados y de no transmitir mensajes de desesperanza. Los niños tienden a "absolutizar" lo que reciben de los adultos, y suelen interpretar esos mensajes de modo depresivo: "todo terminará mal, así que nada vale la pena".


 "Prestarles atención", (aunque, como con humor dice una amiga: "prestar no es regalar"). La confianza básica de los chicos suele asentarse en la convicción de que ocupan un lugar importante en la mente de sus padres. Aunque no la ocupen toda, todo el tiempo. Tener presente al otro, genera y realimenta el estar presente para el otro.  Ambas vivencias entretejen la trama de los vínculos saludables que constituyen una de las fuentes máximas del bienestar.


 Contribuir a que establezcan ecuaciones razonables entre expectativas, logros  y  proyectos, y recursos, como estrategia para prevenir un exceso de frustraciones evitables. Si lo que espero es desmesurado, todo logro será poco, y si mis proyectos no consideran los recursos para desarrollarlos, corren serio riesgo de ir a parar al desván de las "ilusiones perdidas". Y nunca ha sido bueno para nadie, tener superpoblado este desván.


 Ayudarlos a cultivar un optimismo realista en toda situación. No el de palmada en el hombro y "todo bien", sino el del reconocimiento de los propios recursos, el valor de las experiencias anteriores y sobre todo la confianza en ellos que hemos construido sobre la base de saber "quiénes son y de qué son capaces". Del "sean realistas, pidan lo imposible", que cundió en los años '60 y que podemos reivindicar como expresión poética de la rebelión juvenil, deberíamos pasar al más adulto "sean realistas, hagan lo posible", cambiando el  "imposible" por "posible" y el "pedir" por el "hacer".


Finalmente, y retomando el título de este artículo, un dilema que muchos padres bienintencionados suelen experimentar, aunque no siempre puedan manifestarlo con claridad, es: ¿los "padres felices hacen chicos felices"? Esta cuestión suele estar ligada a otros clásicos, como la diferencia entre "calidad" y "cantidad" de tiempo que se dedica a los hijos, etc.

Al respecto, nos interesa acercar a los padres nuestra visión de este tema complejo, que las actuales condiciones de vida complejizan aún  más. Consideramos que ser un padre feliz es condición necesaria, pero no suficiente para que los chicos también lo sean, y viceversa. Muchas veces la felicidad de los padres pasa por "ver felices a sus hijos", pero también, y es esto muy saludable, que también sea fruto del desarrollo de una profesión, la satisfacción que deriva de la vocación o producto de un hobby. Y, como contrapartida, esta felicidad puede ser transmitida a los hijos como tal o los chicos pueden interpretarla como la idea de que "no son lo más importante para ellos".

Por supuesto, problemaza cuestión no se resuelve renunciando los padres a sus fuentes propias de gratificación, ni sacrificando totalmente sus responsabilidades parentales. Como siempre, se trata de equilibrar, de lograr la ecuación posible en cada caso, concientes de que el rol de padre es, paradójicamente, una tarea a tiempo completo (full time, en inglés) que sólo podemos desempeñar a medio tiempo (part time, en inglés). Será entonces necesario ingeniárselas para demostrarles a los chicos que, a pesar de todo, y sean cuales fueren las complejidades de nuestras vidas,  ellos valen la pena…y, sobre todo, que también valen la dicha.

                                                                                         Lic. Rolando Martiñá

Rolando Martiñá, padre de dos hijos y abuelo de cuatro nietos, es Maestro Normal Nacional, Licenciado en Psicología clínica y educacional. Posgrado en Orientación Familiar, convenio Fundación Aigle- Instituto Ackerman de Nueva York. Miembro del Programa Nacional de Convivencia Escolar, Ministerio de Educación de la Nación. Consejero familiar y de instituciones educativas. Autor de "Escuela hoy: hacia una Cultura del Cuidado", Geema, 1997; "Escuela y Familia: una alianza necesaria", Troquel, 2003; "Cuidar y educar. Guía para padres y docentes", Bonum, 2006; y "La comunicación con los padres", Troquel, 2007.


 


Fuente

Educared

miércoles, 7 de abril de 2010

La familia y la lectura

¿Y por casa cómo andamos? La familia y la lectura

Circula en el imaginario colectivo que leer es positivo para los niños. En general no se discute la importancia ni el valor de la lectura, como así tampoco que el hogar es el lugar primordial para desarrollar el gozo por esta práctica social. Sin embargo, infinidad de artículos recomiendan a padres y madres modos de incentivar a sus niños a que disfruten de la lectura. ¿Se lee en los hogares? ¿Es por imitación que los pequeños valoran la lectura? ¿Los padres son los primeros mediadores? ¿Es la escuela la que debe ocuparse de "eso" ya que los tutores tienen demasiadas responsabilidades? Guía de Letras buceó en la web para intentar responder, a través de enlaces a distintos sitios, algunas de estas preguntas.


En un artículo muy ameno, el escritor Paco Abril relata una experiencia con un grupo de padres y madres a los que intentaba convencer de las bondades de leerles cuentos a sus hijos. Los padres en cuestión, según el narrador, se quejaban de que no tenían tiempo, del cansancio, etc. Paco Abril señala en este texto titulado "¿Por qué los cuentos?" que resumirá "diez razones, convertidas en diez dones, más uno de propina, de por qué son necesarios los cuentos para los niños. Y repárese que he dicho necesarios." Para aquellos que quieran conocer estos dones y seguir los consejos de Paco Abril, visitar este sitio. Porque como él dice: "los cuentos derrumban los muros de las cárceles".


La página web Colorín Colorado: ayudando a los niños a leer y a triunfar es un sitio bilingüe para familias y maestros para ayudar a los niños a leer que ofrece consejos de lectura para padres de bebés, de niños pequeños, de niños en preescolar, de niños en el jardín de infantes, de niños en el primer, segundo y tercer año de primaria. Las guías que contienen estos consejos pueden descargarse en formato pdf y están disponibles en español, inglés, árabe, chino, vietnamita, coreano y otros idiomas.


Felipe Alliende en un artículo llamado "Los padres y el comportamiento lector sus hijos", publicado hace ya varias décadas en la revista de literatura infantil y juvenil Parapara, sostiene que "Hay muchas personas que creen que los hábitos de lectura se forman básicamente en la escuela. Para los investigadores del compartamiento lector, en cambio, está claro que hay muchos factores determinantes, entre los que el hogar tiene una importancia casi igual o mayor que la escuela." A su vez, agrega que "Aunque parezca paradojala formación del comportamiento lector comienza antes de que el niño aprenda a hablar. Los padres y la comunidad familiar que hacen objeto de una rica comunicación verbal a un niño recién nacido están favoreciendo desde un primer momento un comportamiento lector adecuado." Para acceder al artículo de forma completa, hacer click aquí.


"Todos, unos más, otros menos, resulta casi obvio afirmarlo, desean que sus hijos lean, pues lo consideran importante en su formación, pero cuán importante es y por qué es tan esencial, poco se reflexiona. Por lo tanto, uno de los primeros pasos es tomar real conciencia del valor de la lectura

". Cecilia Beuchat realiza esta afirmación en un ensayo que lleva por nombre "Familia y literatura: un encuentro significativo". Allí, la autora indaga acerca de esta relación e incluso propone actividades concretas que pueden realizar los distintos miembros de la familia para encontrarse con la lectura.

El espacio virtual Leer x leer: literatura para chicos y no tan chicos además de ofrecer recomendaciones de libros, textos literarios, artículos y reseñas, pone a disposición de sus lectores una nota a partir de una experiencia vivida como madre: "El encuentro mágico: la lectura entre padres e hijos", que puede leerse en este enlace.


"Gracias a la intervención del adulto, el libro adquiere una dimensión extraordinaria porque, no solamente abre las puertas a un universo, sino que es un instrumento de intercambio y colaboración entre el adulto y el niño. Alrededor del libro compartido, lo demás no importa. En la memoria del niño estas imágenes estarán para siempre asociadas con la complicidad y la ternura compartidas; una ternura física -sentados uno junto al otro-, y una complicidad y ternura intelectuales porque, mientras dura la historia, el niño y el adulto estarán inmersos en la misma aventura, las mismas emociones. Están encerrados en una especie de burbuja, dentro de la cual puede suceder todo porque, pase lo que pase, lo comparten. Y en esta actividad no están solos sino que, apropiándose del patrimonio que el escritor y el ilustrador ponen a su alcance, a partir de un universo propuesto, unos personajes, unos temas, unas ideas, unas imágenes, se convierten en depositarios del imaginario colectivo."

Anna Gasol publicó en la revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil un artículo llamado "La familia, modelo e impulsora de la lectura" del que se ha extraido este fragmento. La especialista parte de una historia de la lectura y la escritura, además de centrarse en la concepción de infancia a lo largo de los años hasta llegar al tema que la ocupa: la familia como promotora de lectura placentera.

El sitio virtual de Fundalectura, asociación colombiana dedicada al fomento de la lectura posee un interesante programa llamado "Leer en familia". Allí, el lector puede acceder a la información sobre dicho programa que cuenta con "Cuatro estrategias, cuatro escenarios para leer en familia". Esta organización sostiene que "la lectura empieza por casa y es la familia la primera llamada a fortalecer el gusto por leer. Este placer será esencial para afrontar con éxito el aprendizaje de la lectura y la escritura. Así, el hogar, la biblioteca y la escuela son escenarios en los que la lectura se desarrolla. Leer en Familia ha creado cuatro estrategias que corresponden a esos tres escenarios, y una más: la de leer con los bebés, privilegiando el papel que la familia puede desempeñar para apoyar el proceso lector de los más pequeños, desde el comienzo de sus vidas." Es muy interesante recorrer los otros espacios de la página web, con recomendaciones de libros y artículos de especialistas como Yolanda Reyes y Geneviéve Patte.


 


Fuente

http://www.educared.org.ar/

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