martes, 25 de agosto de 2009

La televisión invade el hogar ¿Qué hacer?

En esta sociedad en la que vivimos, un medio tan poderoso como la televisión no sólo no debe quedar al margen, sino que debe tenerse en cuenta en los proceso educativos que están teniendo los ciudadanos, incluidos, por supuesto y fundamentalmente, los niños y adolescentes.

La televisión, una vez más, y cada cierto tiempo, sale a la palestra de los medios de comunicación sobre la posibilidad o conveniencia de su papel educativo y de su control por parte de padres. En un artículo sobre el tema, de Juan Manuel Ruz Lobo publicado en el Diario de Sevilla, se dan una serie de pistas para debatir que recogen una realidad muy próxima.

La televisión, hasta hace poco, era más bien la gran ignorada en los entresijos educativos. Mucho sabemos o más bien intuimos, sobre los perjuicios o males de su influencia en la educación de nuestros niños y adolescentes.

A la televisión no se le puede seguir ignorando su papel dentro del debate educativo

El profesor Marina cita, con muy buen acierto desde mi punto de vista, que para educar a un niño hace falta toda la “tribu”. Salvando las distancias, en esta sociedad en la que vivimos, un medio tan poderoso como la televisión no sólo no debe quedar al margen, sino que debe tenerse en cuenta en los proceso educativos que están teniendo los ciudadanos, incluidos, por supuesto y fundamentalmente, los niños y adolescentes.

Somos necesarios todos, y lo que no seamos capaces de aportar todos a este objetivo, siempre estará en falta, en mayor o menor medida, entre los ciudadanos.

Como es lógico, el problema tiene varios ángulos y enfoques. Por ejemplo: si la televisión como servicio público está a la altura de esta influencia, o si los padres saben “manejarla” para estos objetivos educativos. También debemos saber si la escuela sabe convertirla en un aliado o por el contrario, la erige en un enemigo a vencer. Y además, tendremos que ver si los poderes públicos son conscientes del poder educativo que tiene esta televisión que disfrutamos y sufrimos.

Cada uno de estos aspectos necesitaría ser tratado obviamente de manera mucho más extensa, pero conviene que al menos los introduzcamos en este debate que no se ha agotado y que probablemente no se agote nunca.

Una televisión marcadamente educativa, hoy por hoy, no es rentable económicamente hablando, lo que impide su necesaria continuidad. Pero lo cierto es que a la televisión no se le puede seguir ignorando su papel dentro del debate educativo. Ojo, no estamos pidiendo programas “plastas” que nos aburran con sólo oír su sintonía.

Se trata de emplear todo su potencial creativo para que, siendo consciente de este papel, sus contenidos de manera informal, que no quiere decir arbitraria, sean divertidos y trasmitan valores y modelos referentes en los que todos debemos estar de acuerdo.

Se trata de emplear todo su potencial creativo

Quizás, esta televisión de nuestras culpas, no tenga un referente claro a seguir, con lo que resulta evidente y necesario el papel de los consejos audiovisuales como elementos aglutinadores de los distintos sectores sociales que tienen que decir algo sobre el tema.

A estas alturas de la utilización de las nuevas tecnologías en la escuela, la televisión debe servir como un elemento dinamizador importante, como lo es la prensa escrita, y que por medio del debate, la investigación y la motivación, permita el aprendizaje, el desarrollo de habilidades y los modelos referentes que tanto estamos clamando para nuestros adolescentes.

Es claro que una de las primeras tareas que la televisión puede aportar a la escuela es su propia desmitificación. Toda una serie de valores están esperando que los profesores colaboren a su descubrimiento y consolidación en estos nuevos ciudadanos. Queda aún mucho por caminar en este aspecto.

Los poderes públicos no pueden seguir “mareando la perdiz” en este sentido. Algunos ciudadanos están cansados de que las leyes y las buenas intensiones no se lleven a cabo.

Deben respetarse, por ejemplo, los horarios de emisión infantil y la cantidad de publicidad que se emite; en cuanto a los contenidos, la mayoría de las veces, no tienen en cuenta este papel de referente. Son los poderes públicos los que deben cuidar este aspecto educativo, y sería de desear sobre todo en las televisiones públicas.

Por resaltar algo muy evidente, todavía en nuestro país no hay ninguna ley que obligue a las televisiones a que sus programaciones sean totalmente accesibles para las personas sordas y ciegas. Son cerca de 2 millones de ciudadanos con problemas auditivos y visuales los que sufren esta barrera de comunicación que les impone un servicio público que nos los tiene en cuenta: es cierto que se está haciendo algo, pero es insuficiente, sobre todo para las personas ciegas.

Qué hacer como padres

Si en general siempre se dice que los niños no vienen con un manual para su cuidado y educación, respecto a la televisión ni siquiera podemos esperar una hoja informativa. Así lo mejor que podemos hacer es dar algunas pistas positivas que pueden ayudar.

Respecto a que el problema no nos desborde, se debe tener en cuenta que:
• En general, los padres están preparados para educar a sus hijos. Nada de sentirse angustiados porque no son pedagogos, psicólogos o porque no son maestros. Deben pensar en el sentido común, recordar la enorme cantidad de experiencias positivas que han tenido hasta llegar al momento actual. Deben pensar en sus padres. Probablemente cometieron algunos errores en su educación, ningún padre es perfecto, la perfección en educación la definimos nosotros mismo en cada momento y circunstancias de nuestras vidas, lo que no quiere decir que no debamos hablar de una educación de calidad. Pero el resultado lo tienen en ellos mismo y aquellos errores también le ayudaron a desarrollar su propia personalidad.
• De nada sirve que se engañen a ellos mismos sobre sus responsabilidades educativas. Hay que decirlo bastante claro, la educación es responsabilidad insustituible de los padres. Esto quiere decir, entre otras muchas cosas, que cuando se presenten los problemas con los hijos, de nada sirve “escurrir el bulto” no viendo la realidad, o culpabilizando a la escuela, a la sociedad, a los amigos, a la televisión, o a nosotros mismos y a nuestra pareja de lo que ocurre. Deben recordar que en muchas ocasiones los problemas de los hijos tienen aspectos similares a los que planteaban ellos a sus padres. Cambiando el escenario, la época, las costumbres y la cultura encontrarán muchas coincidencias. Por lo tanto, y en general, casi nada de lo que nos plateen nuestros hijos debe de parecernos tan distante. La televisión debe ser un aspecto más de la educación y por lo tanto con las mismas posibilidades de solución que el resto de los problemas educativos que presenten los niños y adolescentes. Deben dialogar y negociar todo lo que puedan. Nada de enfrentarse al hijo/hija por esta cuestión, le estarán dando una importancia que la televisión no tiene por si misma.

Respecto a la escuela y la televisión, los padres deberían ser más positivos y pensar que:
• Si en general la colaboración en la escuela por parte de los padres es necesaria, cuando se trata el tema de la televisión debería tener una coordinación entre estos dos escenarios donde los hijos van e educarse. La escuela debe llevar la televisión a sus aulas, y como ya se ha dicho, con la misma importancia y con parecido tratamiento didáctico que la prensa escrita. La televisión y el cine pueden aportar elementos informales educativos que no son aprovechados totalmente por la mayoría de los profesores y padres.

Respecto a las instituciones y entidades que controlan la televisión, los padres deben considerar que:
• Las empresas de televisión están mucho más preocupadas por las audiencias que por sus contenidos educativos. Los programas educativos no atraen mucho a la audiencia, aunque la televisión debería ser más creativa para que lo fueran. La televisión no puede ni debe ser el sujeto que tenga el papel más activo en el proceso educativo de nuestros hijos. Si tiene esa importancia, deben procurar irle quitando ese rango. Debe ser un instrumento más y no el más importante. Deben sacarle partido y aprender a utilizarla.

Respecto al uso de la televisión, los padres deben pensar que:
• La televisión no debe ejercer ningún tipo de tiranía ni dependencia. Para ello lo mejor es planificar los programas que serán visto por toda familia, por los adultos y por los niños.
• El receptor de la televisión no es una “canguro”. Nunca deben dejar a sus hijos sin saber que están viendo o van a ver, y sobre todo, deben pensar que son ellos, como padre o como madre, los verdaderos insustituibles.
• Deben utilizar los programas de televisión para educar y enseñar. Hasta un programa de los mal llamados “basura”, puede servir para educar en valores, aunque sólo sea para que vean lo que no debe hacerse y de que todo no vale para tener éxito.
• Deben ofrecer alternativas creativas a la televisión para estar con los hijos. Salir a dar un paseo, por ejemplo, puede enseñarles a que conozcan la realidad como de verdad es y no como la ven en la televisión. Recuerde: una vaca o un árbol no es la imagen que la televisión nos da.
• Por último, y quizás lo más importante, los padres y madres deben recordar que nuestros hijos aprenden más de lo que nos ven hacer que de lo que decimos. Sea coherente. Practiquen y pongan este comportamiento en la vida diaria. Aprenda y comparta experiencias.

Con todo esto no deben pensar en tirar la televisión por la ventana. Aprenda a utilizarla usted y sus hijos, la familia se lo agradecerá.


http://enpositivo.com/200908193082/soluciones-positivas/la-television-invade-el-hogar-ique-hacer

Autor: Miguel Hidalgo Valdés

domingo, 16 de agosto de 2009

FAMILIAS Y FAMILIAS, BENEFICIOS DE LA LECTURA

Según datos proporcionados por la Unesco, Japón tiene el primer lugar mundial con 91 por ciento de la población que han desarrollado el hábito de la lectura. En segundo lugar está Alemania con un 67 por ciento, seguido muy de cerca por los Estados Unidos con un 65 por ciento. Mientras que en México se calcula que únicamente el 2 por ciento de la población tiene el hábito de leer.


Más allá de los beneficios intelectuales, la lectura tiene una gran ventaja para quienes la practican en familia, basta mirar las caritas de los niños cuando sus padres les leen un cuento, esto sin duda es algo que se queda para siempre

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¿Por qué será que algunas personas al hablar sobre la lectura suelen relacionarla únicamente a alguna actividad académica o meramente como un medio para mantenerse informados? Posiblemente sea porque desconocen las grandes ventajas que este hábito trae consigo y que su práctica beneficia a quién la ejerce, tanto en el campo intelectual, como en el social y personal.


La lectura es importante para el desarrollo intelectual de la persona pues si se practica en forma constante, mejora el manejo de las reglas gramaticales, lo que permite un mejor uso del lenguaje y la escritura. Desarrolla, como ninguna otra actividad, la imaginación y la creatividad, además de ser una incomparable fuente de cultura que aumenta la capacidad de memoria y de concentración.


La primera forma de lectura que se da en los niños más pequeños es, principalmente, a través de las imágenes. De ahí que los libros o cuentos infantiles en un principio están hechos de cartón o plástico, con una gran variedad de colores y con muchas imágenes y poca literatura.


Un niño que lee, en general es mas independiente intelectualmente que uno que sólo ve televisión. La televisión con sus imágenes, presenta una versión de la realidad, el libro, al no presentar imágenes, deja la mente libre para imaginar y sobre todo para cuestionar; despertartando la imaginación y creatividad que en la vida adulta lo ayudará a encarar los problemas con una mejor actitud, buscando varias alternativas para solucionarlos.


Dejar a los niños elegir el libro que les es más atractivo, fomenta en ellos un interés por la lectura. Pero definitivamente son sus propios padres, con el ejemplo, quienes más lo acercarán a este hábito, ya que el hijo de padres lectores por lo general se convierte en un buen lector.


La lectura en los niños los beneficia particularmente en su rendimiento escolar, ya que a un niño que posee éste hábito, le es más fácil y natural tomar un libro para estudiar o investigar que a aquel que no está acostumbrado a los libros.


La lectura despierta en ellos una enorme curiosidad que es fundamental para su aprendizaje, además lo ayuda a cometer menos errores ortográficos en sus trabajos. La lectura le da seguridad y por lo tanto se eleva su autoestima, un niño que lee se distingue de los demás por la facilidad que tiene para expresarse. Saber leer es un privilegio.


Quien quiere superarse personal y profesionalmente debe hacer de la lectura constante su mejor aliado. Además, una vez que se ejercita periódicamente, ésta pasa a ser parte de la vida del individuo en forma natural y se convierte en un hábito que una vez experimentado, difícilmente se puede dejar. La lectura es libertad, cultura y entretenimiento sin igual.


Proporciona a quien la practica un crecimiento personal como ninguna otra actividad. Más allá de los beneficios intelectuales, la lectura tiene una gran ventaja para quienes la practican en familia, basta mirar las caritas de los niños cuando sus padres les leen un cuento.


Esto sin duda es algo que se queda para siempre, pues es un tiempo único que se comparte con aquellos a quienes más queremos. La familia es pues, la encargada de propiciar un ambiente donde se goce de las lecturas y se compartan libros. Qué bueno sería dedicar por lo menos diez minutos diarios para fomentar este hábito en nuestra persona y en los que nos rodean.


Se puede optar por cualquier tipo de lectura, afortunadamente existen en el mercado de libros una infinidad de temas por los cuales optar: novelas, ensayos, literatura clásica, historias, poesía etc.


Además de los medios informativos como revistas y periódicos que permiten al lector mantenerse informado del mundo que vive.


No olvidemos que la lectura de buenos libros aumentará nuestra cultura y conocimiento, así como las habilidades de razonamiento, análisis y comprensión del niño, joven y adulto. Si queremos dar un buen regalo, obsequiemos un libro, éste perdurará a través del tiempo y será motivo para que se nos recuerde con afecto.



Fuente

http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/222167.familias-y-familias-beneficios-de-la-lectura.html

Por: CLAUDIA SIMENTAL - 02 de ago de 2009.

viernes, 7 de agosto de 2009

Concluyen que hay más suspensos si se dedican más horas a las tecnologías

Es importante e interesante que los medios de difusión se dediquen a estos temas, lamentablemente siguen siendo extremadamente pocos los artículos sobre la temática. Lo cierto es que la televisión y las otras pantallas afectan al rendimiento escolar, que no se trata de “aparatos inocentes”. Transcribo a continuación un artículo publicado en un diario español, “adn.es”.

Un estudio revela que existe "una relación creciente" entre el número de suspensos y las horas dedicadas diariamente a las nuevas tecnologías por parte de alumnos de la ESO.

Se trata de un informe elaborado por universitarios de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra en San Sebastián a partir de 320 encuestas realizadas a chicos de 12 a 16 años en centros públicos y privados de Guipúzcoa, al que atribuyen un grado de confianza del 95%.

Según los datos facilitados hoy por Tecnum, los alumnos con todas sus asignaturas aprobadas no superan las tres horas de uso al día de las nuevas tecnologías, aunque la media sí sitúa su utilización bastante por encima de las dos horas.

Los estudiantes que han tenido un suspenso utilizan las nuevas tecnologías ligeramente por encima de las tres horas diarias y algo más los que suman dos suspensos, mientras que los que llegan a las cuatro horas acumulan tres y los que no han aprobado cuatro o más asignaturas se acercan a las cinco horas.

La mayor parte del ocio dedicado a este apartado corresponde a televisión e internet, aunque la relación más clara se da entre el número de suspensos y las horas que dedican a internet, con un incremento lineal.
Los cinco universitarios que firman el estudio han constatado que el 25 por ciento de los adolescentes tiene televisión en su cuarto y parece que los padres no controlan lo que ven sus hijos, dada la franja horaria que dicen utilizar, que en algunos casos llega a la madrugada.

Los vídeojuegos tampoco escapan al uso habitual de los estudiantes; el 90 por ciento los utiliza entre semana, y un 22% de las chicas y un 47% de los chicos lo hace además con los catalogados para mayores de 18 años.
Quienes cuentan con más de tres suspensos, juegan con estas máquinas prácticamente una hora diaria, aunque la televisión e internet están muy por encima.

El 70 por ciento de los padres no controla el tiempo que dedican sus hijos a los vídeojuegos, aunque se centran más en este aspecto que en los contenidos, incluidos de los internet y televisión, todo según lo manifestado por los alumnos encuestados.

Los autores del estudio, "lejos de cargar toda la responsabilidad en los adolescentes", advierten de que el deterioro del rendimiento académico en los alumnos de ESO "se debe, en gran parte, a la desidia de los padres en la formación de sus hijos en casa, bien porque se inhiben de lo que hacen o porque les proporcionan un hábitat de plena libertad en el uso de consolas, móviles, ordenadores y televisores sin ningún tipo de control".


Fuente
http://www.adn.es/
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