sábado, 10 de marzo de 2012

La educación como base de un futuro mejor

El involucramiento familiar en las escuelas es imprescindible, y abarca diversos planos, uno de ellos es el relativo a la calidad educativa ¿Qué escuela necesitamos? El siguiente es un aporte, desde el punto de vista de los padres, a ese importante debate.



Hace algunos días tenía una interesante tertulia con algunos amigos y algunas amigas. Se trataba de una de estas tertulias de sobremesa en las que se habla de muchas cosas. Pero este día tuvo algo diferente. Hablamos, entre otras cosas, del mundo que le vamos a dejar a nuestros hijos e hijas, del grado de responsabilidad que tenemos y sobre todo de qué cosas podemos hacer para que el futuro no parezca tan desolador.

Casi todos y todas nos plateamos la necesidad de cambiar nuestros hábitos de vida, para entre otras cosas no dañar nuestros ecosistemas, y en definitiva no terminar prematuramente con nuestro planeta. Siempre sale a relucir la pregunta: “¿Qué mundo dejamos a nuestros hijos?”; y aunque se ha convertido en un tópico, es algo en lo que no dejamos de pensar. La conversación fue muy larga y todos aportaban geniales ideas, pero casi imposibles de aplicar; al final nos fuimos a casa con la sensación de haber pasado un rato entre amigos y amigas hablando de nuestras cosas.

De camino a casa, no podía dejar de pensar en qué podíamos hacer para que el futuro de nuestros hijos fuera mejor. Después de toda la tarde de tertulia, llegué a la conclusión de que lo mejor que podemos hacer por el futuro de nuestros hijos es ocuparnos de que reciban una buena educación, una buena formación y en definitiva inculcarles valores humanos que les hagan ser ciudadanos que propicien el cambio que este mundo necesita. Son valores como la tolerancia, la solidaridad y el amor por ellos mismos, entre otros tantos.

Está claro que nosotros podemos hacer muchas cosas, pequeños detalles, pero si no nos ocupamos de lo más importante, su educación, haciéndoles personas capaces de cambiar a mejor la sociedad en la que vivimos, de poco valdrán las cosas que hagamos ahora.

Y entonces saltan las preguntas, ¿estamos haciendo lo correcto?, ¿están las Administraciones Públicas facilitando que nuestros hijos e hijas se preparen de verdad y reciban una educación adecuada?... A la vista está que no hacen más que engañarnos.

En general, hablan de mejoras del sistema educativo, para que nuestros hijos estén más preparados, pues de su formación depende el futuro de nuestro país. Claro, en términos económicos, no nos olvidemos nunca de esa premisa de nuestros gobernantes. Las propuestas son muchas, se habla mucho de mejorar en áreas como las lenguas extranjeras, y por supuesto mejorar la comprensión lectora, la escritura y la expresión oral de nuestro propio idioma, y así podríamos hacer un listado casi interminable de las cuestiones que se proponen mejorar, sobre todo cuando estamos en épocas electorales. Si analizamos un poco las propuestas, de unos y otros, podemos estar de acuerdo o no con ellas, pero en lo que sí vamos a coincidir es en que lo que necesitamos es que nuestros hijos tengan a su alcance, y en las mejores condiciones de acceso, la posibilidad de formarse para ser mejores ciudadanos, y que no se sientan apartados ni incapaces de aportar su granito de arena a la sociedad en la que van a vivir. Uno de los grandes problemas de nuestro sistema educativo es la falta de unidad y de criterio global. En este país cada uno quiere ir por su lado, y esto viene propiciado por la falta de acuerdos entre los partidos políticos que cubren nuestro arco parlamentario. No se puede llegar a tener un sistema educativo sólido, con objetivos claros, si cada cuatro años y dependiendo del partido político que gobierne se cambian las leyes y normas que regulan nuestra educación. España debe ser uno de los países más complejos en cuanto a leyes, decretos, normativas, etc. que regulan el sistema educativo. Tenemos leyes y normas estatales y por supuesto las autonómicas, que al ser propias de cada zona hacen aún más complejo el desarrollo del sistema.

Los principales sufridores de esto son los miembros de la comunidad educativa; profesorado, alumnado, padres y madres tenemos que adaptarnos a los cambios y antes de asumirlos o incluso de aplicarlos ya son derogados por otra norma. Esto es inadmisible, necesitamos urgentemente un Pacto Social por la Educación Pública, donde se marque las directrices y objetivos, y sobre todo, donde se recoja el compromiso de todos, partidos políticos, sindicatos, educadores, padres y madres, de defender una Educación Pública para todos y todas con calidad y capaz de formar ciudadanos dignos, críticos, luchadores y con disposición de mejorar lo que no hemos sido capaces de hacer hasta ahora.

En estos momentos de crisis, los gobiernos están recortando, palabra muy de moda, de casi todas las áreas, y digo casi todas porque aquellas con las que puedan conseguir control político de la sociedad se recortan en menor medida; por ejemplo me refiero a los medios de comunicación autonómicos, que se han convertido en agujeros negros de los presupuestos, pero estos entes parece que conviene mantenerlos. Por el contrario, castigan a la educación pública, dejando de invertir, y digo invertir porque de ello depende el futuro de nuestros hijos y nuestras hijas.

Estaremos de acuerdo en que la situación es difícil, pero se trata de gestionar mejor el poco dinero que haya. No se trata de retirar inversión para que el número del presupuesto cuadre y que el déficit, esa palabra a la que ya le tenemos hasta miedo, sea el exigido por la Unión Europea.

No podemos resignarnos a que se siga desinvirtiendo en el Sistema Educativo Público. Es muy probable que con el mismo dinero se puedan conseguir mejores resultados, priorizando unas necesidades como la educación. Como padres no queremos sólo que nuestros hijos estén cuidados y atendidos, demandamos y exigimos que reciban una educación mejor.

Por todo ello, el Pacto Social por la Educación Pública de calidad es una necesidad para garantizar mejores resultados y un futuro provechoso para nuestros hijos y nuestras hijas.



Autor
Manuel Rodríguez
Presidente de FIMAPA
Extraído de
Padres y Madres de Alumnos y Alumnas
Revista de la
Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA)

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