Las cuatro ranas
Cuatro
ranas se han montado sobre un madero que navega arrastrado por las aguas del
río. Es una experiencia nueva para ellas y cada una la interpreta a su manera.
La primera rana dice:
-¡Qué
madero tan maravilloso! Es un madero mágico que se mueve por fuerza propia como
nunca habíamos visto. Parece tener vida.
La segunda rana la corrige:
-Te
equivocas. El madero no tiene vida ni se mueve. Es como cualquier otro madero
inerte. Lo que se mueve son las aguas del río que van hacia el mar y arrastran
el madero.
La tercera rana corrige a las dos primeras:
-Ni
se mueve el madero, ni se mueve el río. Lo único que se mueve es nuestro
pensamiento. El movimiento está sólo en la mente. Lo demás es pura ilusión. Esta es la
verdad.
La cuarta rana escucha
callada la discusión de las otras tres que se enzarzan en argumentos y, de repente,
grita:
-¡Cuidado! Oigo el ruido de
una catarata por donde vamos a precipitarnos si no escapamos antes.
Las tres ranas están tan
empecinadas en tener cada una de ellas la razón, que no escuchan lo que se les
advierte.
Sin pensárselo dos veces,
la cuarta rana deja de un salto el madero y alcanza la orilla, salvándose. En
cambio las otras tres, y el madero, caen por la catarata, mientras el ruido de
las aguas, ahoga las palabras de la discusión.
Adaptado de Carlos G. Vallés Jaume Soler y M.Mercè Conangla Aplícate
el cuento
• No empecinarnos cada uno en llevar la razón.
• No derivar en discusiones
banales que se alejan de los verdaderos problemas.
• Atender las principales dificultades.
• Escuchar al que plantea necesidades urgentes.
• Dar un tiempo a la palabra
y al intercambio de opiniones y pasar enseguida a la acción.
El poder de la palabra
Un
sultán soñó que había perdido todos sus dientes. Después de despertar, mandó
llamar a un sabio para que interpretase su sueño.
-¡Qué desgracia mi Señor!
–dijo el sabio-. Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de
Vuestra Majestad.
-¡Qué insolencia! ¿Cómo te
atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Castigadle! –gritó el Sultán
enfurecido.
Más tarde el sultán consultó
a otro sabio y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al
Sultán con atención le dijo:
-¡Excelso Señor! Gran
felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos tus
parientes.
El semblante del Sultán se
iluminó con una gran sonrisa y ordenó que dieran cien monedas de oro al sabio.
Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
-¡No es posible! La
interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio.
No entiendo por qué al primero se le pagó con un castigo y a ti con cien
monedas de oro.
El segundo sabio respondió:
-Amigo
mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la
humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces,
la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra
preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la
envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será
aceptada con agrado.
Jaume Soler y M.Mercè Conangla
Aplícate el cuento
ALGUNAS REFLEXIONES
• Decir la verdad, lo que se piensa, pero sin herir a nadie.
• Las formas, el envoltorio del
mensaje en la comunicación, es importante para que el otro acepte lo que se le
dice.
• La buena comunicación es
importante para emprender acciones conjuntas.
Extraído de
EL ÉXITO ESCOLAR
¿Cómo pueden contribuir las familias del alumnado?
Santiago Ramírez Fernández
Antonio García Guzmán
Christian Alexis Sánchez Núñez
Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos
1 comentario:
Me encanto, leer estos cuentos tan aleccionadores, los tomo para mi vida gracias
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