Conseguir que los hijos sepan controlar su fuerza de
voluntad y tengan la capacidad y la preparación para afrontar las dificultades
y los retos de cada día, no es así tan fácil, aunque si los padres les educan
en este sentido desde que ellos sean aún muy pequeños, no es tan difícil de
conseguirlo.
Los niños deben aprender a dominar sus impulsos, sus deseos
y voluntades desde que son muy pequeños. De este modo, aprenderán no sólo a
controlarse como también a esforzarse para conseguir lo que desean. Aprenderán
que sólo con el esfuerzo se consigue y alcanza lo que se propone. Para lograr
eso, es necesario hacer con que los niños conozcan sus fortalezas a través de
una motivación positiva. Eso les promoverá una buena autoestima, madurez y
responsabilidad, poco a poco.
Cómo educar la
voluntad de los niños
Exigir también cuesta. La capacidad de exigencia amable de
los padres y profesores va a marcar, en buena medida, el desarrollo de la
capacidad de trabajo y esfuerzo, y de las virtudes de los niños. Exigir que los
niños controlen sus voluntades también cuesta esfuerzo. No se puede exigir que
de la noche al día el niño aprenda a controlarse. Es necesario tiempo, paciencia,
renuncias y sacrificios. Sin embargo, sin este esfuerzo, no se conseguirá nada
con los niños.
Los enemigos de la
fuerza de voluntad de los niños
En la actual sociedad es muy normal en muchas familias que
los padres pretendan evitar que sus hijos sufran o se esfuercen en demasía.
Quieren, por supuesto, una vida mejor para sus hijos, con menos exigencias y
más comodidad. Lo que ocurre es que acaban sobreprotegiendo a sus hijos. De
este modo, no estarán enseñándoles a superar sus dificultades, a superar los problemas,
ni a que se esfuercen por alcanzar lo que desean.
Para que un hábito bueno se convierta en virtud es necesario
que los niños entiendan qué hacen y por qué lo hacen, además de cómo lo hacen,
si esforzándose o simplemente exigiendo a sus padres sin controlar su voluntad.
Las virtudes y los valores son los que pueden ayudar al niño a controlar su
voluntad y promover el esfuerzo. Aquí tenéis algunos consejos que pueden ser
aplicados en el día a día de la familia:
1- Que los niños acaben las tareas o deberes escolares antes
de ir a jugar;
2- Motivar positivamente sus buenos comportamientos e
intentar hablar con ellos (positivamente) de los malos;
3- Reconocer su interés y sus esfuerzos (aguantar la sed en
un viaje, acabar los deberes, dejar la ropa preparada por la noche...);
4- Dar ejemplos (de no quejarse, ser decidido, de
disciplina, de comprometimiento...)
5- No decir jamás frases negativas como "eres un
desastre", "eres impaciente", etc.
Fuente consultada:
Actualidad Docente.
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