Si bien todos aceptamos que es imprescindible que la familia y la escuela, formen una sociedad en pos de finalidades comunes, existen numerosos obstáculos para remover. No se trata solamente de conseguir mejorar rendimiento escolar, sino es muy importante formar comunidades democráticas, hábiles en el "arte de convivir" ¿Cómo lograr involucrar a las familias? ¿Qué estrategias utilizar?
Treinta años de investigación confirman que la participación familiar
ejerce una poderosa influencia sobre el éxito del niño en la escuela. Cuando
las familias se involucran en la educación de sus hijos, ellos obtienen mejores
grados y calificaciones más altas en las pruebas, asisten a las escuela con
mayor regularidad, cumplen más con sus tareas, demuestran mejor actitud y
comportamiento, se gradúan con mayor frecuencia de la escuela secundaria, y
tienen mayor tendencia a matricularse en la universidad, que aquellos
estudiantes con familias menos involucradas. Es por esta razón una meta
importante para las escuelas aumentar la participación de la familia en la
educación de sus hijos, especialmente aquellas escuelas que presten servicios a
estudiantes de bajos recursos económicos y con riesgo de fracasar.
Para que las familias trabajen en sociedad con las escuelas, éstas
deberán proveerle las oportunidades y el respaldo necesario para lograr esta
participación. Muchas veces la escuela espera que las familias lo hagan todo
por su propia cuenta. El desarrollo de una eficiente sociedad con las familias
requiere que todo el personal escolar (administración, maestros y personal de
apoyo), cree un espacio escolar acogedor para los padres, y los incite a alzar
su voz y formular preguntas, y a que participen apropiadamente en la toma de
decisiones. El desarrollo de esta sociedad también requiere que el personal
escolar provea información y entrenamiento necesarios para lograr esta participación,
esforzándose por invitar a los padres a participar en la educación de sus
hijos.
¿Cómo logran las
escuelas exitosas involucrar a las familias?
Las escuelas que más han logrado involucrar a los padres y otros
miembros de la familia en la facilitación del aprendizaje de sus hijos, miran
más allá de las definiciones tradicionales de la participación - formar parte
de las organizaciones de padres y maestros, o firmar reportes trimestrales- y
tienen un concepto más amplio que incorpora a los padres como socios totales en
la educación de sus hijos. En vez de esforzarse solamente por incrementar la
participación en actividades basadas en la escuela, éstas buscan apoyar a las
familias en aquellas actividades fuera de la escuela que inciten al aprendizaje
del niño. Las escuelas que han desarrollado una exitosa sociedad con los
padres, ven el logro estudiantil como una responsabilidad común, y todos los
socios - padres, administradores, maestros, y líderes comunitarios - desempeñan
un importante papel en el apoyo educacional del niño.
Una sociedad escuela-familia efectiva requiere una continua colaboración
mutua, el apoyo y la participación del personal escolar y las familias, tanto en
el hogar como en la escuela, en actividades que puedan afectar directamente el éxito
del aprendizaje del niño. Si las familias van a trabajar con las escuelas como socios
totales en la educación de sus hijos, las escuelas deberán proveer las oportunidades
y el apoyo necesario para alcanzar el éxito. Los programas escolares y distritales
que logran tener éxito, facilitan la comunicación padre-escuela y ayudan a los padres
a apoyar el trabajo académico de sus hijos, tanto en la escuela como en el hogar.
Algunos programas involucran a los padres en actividades de planeamiento y dirección
escolar y como voluntarios. Algunos también proveen servicios coordinados no educacionales
esenciales para que las familias apoyen el desarrollo académico de sus hijos.
¿Qué estrategias usan
estas escuelas para superar los obstáculos comunes a la participación familiar?
• Superar las limitaciones de tiempo y recursos.
Las
familias y los miembros del personal escolar necesitan tener tiempo para conocerse
entre sí, con el fin de construir una sociedad firme. También necesitan tiempo para
planificar su trabajo conjunto y aumentar el aprendizaje del estudiante, y ejecutar
sus planes. Los programas exitosos consiguen tiempo y recursos para que ambos socios,
maestros y padres puedan desarrollar una sociedad escuela-familia.
• Proveer información y entrenamiento para los
padres y el personal escolar. La falta de información y habilidad para comunicarse
entre ellos, puede ocasionar el mal entendimiento y desconfianza entre los padres
y el personal escolar. La iniciativa de abrir la brecha informativa entre los padres
y las escuelas, está al centro de cada uno de los 20 programas estudiados en este
Libro de Ideas. Los padres y el personal educativo en estos programas, están aprendiendo
cómo confiarse entre ellos y trabajar juntos para ayudar a los niños a triunfar
en la escuela, a través de talleres y una serie de actividades de mayor alcance,
tales como boletines informativos, manuales, y visitas a domicilio.
• Reconstruir la estructura escolar para dar
respaldo a la participación familiar. El desarrollo de una exitosa sociedad escuela-familia
implica la total participación de la escuela y no de un sólo individuo o programa.
La organización escolar y prácticas tradicionales, especialmente en las escuelas
secundarias, a menudo disuaden a los familiares de participar. Las escuelas pueden
efectuar cambios con el fin de crear un ambiente más acogedor y más atractivo para
los padres, y lograr que ellos se incorporen y colaboren con el éxito de sus hijos.
Cualquiera que fuesen los pasos tomados por la escuela para desarrollar su sociedad
con las familias, aquellas que logran mayor éxito están preparadas para reconsiderar
todos sus establecidos patrones de trabajo y construir nuevas estructuras menos
jerárquicas, más personales y más accesibles a los padres.
• Superar las diferencias escuela-familia. Las diferencias
de idiomas, culturas y habilidad educacional que separan a las familias del personal
escolar, pueden todas éstas dificultar la comunicación y participación familiar
en las actividades escolares. Estrategias enfocadas a estas diferencias incluyen
un mayor alcance a los padres con poca educación formal, servicios bilingues que
traten con los diferentes idiomas y faciliten la comunicación tanto oral como por
escrito con la familia, respecto a los programas escolares y al progreso del niño,
y la promoción del entendimiento entre culturas con el fin de acrecentar la confianza
entre los padres y la escuela.
• Acudir al apoyo de entidades externas para
desarrollar sociedades. Muchas escuelas Titulo I, han logrado beneficiar
y reforzar sus sociedades acudiendo a entidades de apoyo disponibles en su comunidad
local y más allá de ésta. La colaboración y el esfuerzo para proveer a las escuelas
y familias con las herramientas necesarias para facilitar el aprendizaje pueden
incluir, asociaciones con negocios locales, con servicios de salud y otras agencias
comunitarias, con colegios y universidades, así como el apoyo del distrito escolar
y del estado.
Guías para una Sociedad
Efectiva
La experiencia de muchas escuelas y distritos nos llevan a observar algunas
características comunes presentadas por exitosas sociedades escuela-familia. Las
escuelas que han logrado involucrar a un gran número de padres y otros familiares
en la educación de sus hijos, invierten su energía en hallar soluciones a los problemas,
y no excusas. Las escuelas exitosas ven el logro del niño como una responsabilidad
compartida, y todos los socios - padres, administradores, maestros y líderes comunitarios
- desempeñan un papel importante en el respaldo del aprendizaje de los niños. Incluso,
las escuelas exitosas adoptan un abordamiento de equipo, donde cada socio asume
responsabilidades para el éxito de la sociedad familia-escuela.
A la vez que las sociedades exitosas comparten la responsabilidad, cada
socio específico debe asumir su propia responsabilidad, para que la sociedad pueda
funcionar . Sobre todo, las escuelas bajo la guía de los directores, poseen la responsabilidad
primordial de iniciar estas sociedades. Las escuelas pueden invertir grandemente
en el desarrollo profesional que respalde la participación familiar, dar tiempo
para que el personal trabaje con los padres, proveer los recursos necesarios, diseñar
estrategias innovadoras que cumplan con las necesidades de las diversas familias,
y proveer información útil a las familias para que ellas aprendan a contribuir al
aprendizaje de sus niños.
Una vez que las escuelas inicien el diálogo e incorporen a los padres
como socios totales, las familias típicamente están dispuestas y listas para asumir
igual responsabilidad para el éxito de sus hijos. Idealmente, esta sociedad ocurre
dentro de un marco en donde las personas que elaboran las políticas, los grupos
comunitarios, y los empleadores comparten las mismas metas de la escuela, contribuyendo
activamente a su éxito. En resumen, una coalición de amplia base conformada por
socios con una ideología común es la fundación de cualquier sociedad exitosa. Cuando
los miembros de la comunidad trabajan en conjunto, todos los socios - y especialmente
los niños - tienen asegurado el éxito.
Las estrategias efectivas para formar sociedades difieren de una comunidad
a otra, y las más adecuadas para una comunidad en particular dependerán del interés,
necesidades y recursos locales. Sin embargo, la innovación y la flexibilidad son
siempre parte fundamental de cómo promover en forma exitosa la participación familiar
en la educación de los hijos. Muchas escuelas mejoraron su potencial de innovación
y flexibilidad cuando implementaron programas de alcance escolar. Su experiencia
sugiere las siguientes guías para una exitosa sociedad:
• Las sociedades no pueden ser abordadas con
una actitud “talla única.” Hay que partir de algo que funcione bien, comenzando
la sociedad escuela-familia a través del trabajo en conjunto con la familia para
identificar las fuerzas, intereses, y necesidades de las familias, los estudiantes,
y el personal escolar, y diseñando estrategias que respondan a esas fuerzas, intereses
y necesidades que hayan sido identificados.
• El entrenamiento y desarrollo del personal
constituyen una inversión esencial. Hay que reforzar la sociedad escuela-familia
con el desarrollo y entrenamiento profesional de todo el personal escolar, así como
de los padres y otros miembros de familia. Tanto el personal como las familias necesitan
conocimiento y habilidades que le permitan trabajar entre ellos y con la comunidad
en general para apoyar el aprendizaje de sus hijos.
• La comunicación es la base fundamental de
las sociedades efectivas. Elabore un plan de estrategias que satisfaga la variedad
de necesidades que presenten las diferentes culturas e idiomas, estilos de vida
y horarios de trabajo del personal y las familias. Incluso una sociedad escuela-familia
con el mejor de los planes irá a fallar si no existe una eficaz comunicación entre
los participantes.
• La flexibilidad y diversidad son elementos
claves. Reconozca que la efectiva participación de los padres puede suceder en
diferentes formas, las cuales no necesariamente requieren la presencia de los padres
en los talleres, las reuniones o la escuela. El énfasis debe ser en ayudar a que los padres
apoyen a sus niños para que ellos aprendan, y esto puede tomar lugar tanto en la
escuela, como en el hogar o en cualquier otro lugar en la comunidad.
• Debe sacarse provecho de los entrenamientos,
asistencia y fondos ofrecidos por fuentes fuera de la escuela para apoyar los proyectos.
Estos
pueden incluir los distritos escolares, las organizaciones comunitarias y las agencias
públicas, colegios y universidades locales, agencias de educación etc.
• Los cambios toman tiempo. Reconozca que se
requiere un continuo esfuerzo por un largo período de tiempo para desarrollar una
exitosa sociedad escuela-familia, y que cada vez que se resuelve un problema a menudo
surgen nuevos retos. Además, una sociedad exitosa requiere de la participación de
muchos socios, y no sólo de algunos de ellos.
• Los proyectos deben evaluar periódicamente
los efectos de la sociedad, empleando múltiples indicadores. Estos indicadores
pueden evaluar la participación de las familias, del personal escolar y la comunidad,
y su satisfacción con las actividades relacionadas a la escuela. También pueden
incluirse mediciones de calidad de la interacción escuela-familia y del progreso
educacional del estudiante.
A pesar de que sería imposible atribuir el aumento del éxito de los estudiantes
u otros logros en las escuelas o distritos, sólo a las actividades de participación
de los padres, sí aparenta ser cierto que muchas escuelas cuya meta primordial es
involucrar a los padres, también ven mejoras en los logros de los estudiantes. Estos
resultados positivos pueden ser debidos al propio aumento de participación de los
padres, o, con mayor probabilidad, a una constelación de factores que incluyen un
programa educacional sólido, y el compromiso por un alto estándar para todos los
estudiantes. No obstante, es evidente que la fuerte participación de los padres
es factor importante en muchas de las escuelas que logran elevar el nivel de éxito
de sus estudiantes.
Fuente:
Funkhouser, J.E.
& Gonzales, M.R.
Family Involvement in Children’s Education: Successful
Local Approaches. OERI, U.S. Dept. of Education.
1 comentario:
Hola Alberto.Muy interesante articulo.
Saludos de Francia
PTB
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