Todos deseamos que nuestros hijos o alumnos estén claramente motivados hacia la adquisición de nuevos aprendizajes ¿Es una tarea simple? Rotundamente no, pero seguramente podemos utilizar algunas estrategias que sirvan para estimular esa motivación, y nos orienten.
Una vez analizado el papel que juega la motivación en el
individuo es momento para exponer algunas estrategias
concretas para mejorar la motivación sobre todo en el ámbito escolar pero
de interés para el ámbito familiar siguiendo fundamentalmente a Martiniano Román y Eloísa Díez en
“Currículum y aprendizaje”. Esperamos que estas estrategias (cuya redacción
hemos modificado ligeramente) ayuden al lector a tener una idea más clara de
los procedimientos a llevar a cabo y actuaciones concretas para empezar un plan
progresivo, paulatino, constante que durará, con seguridad, un tiempo más bien
prolongado.
1. Evitar las críticas negativas ante los intentos de
colaboración de los alumnos.
2. Estructurar la docencia en el aula de forma no
excesivamente autoritaria mezclando la directividad con la aceptación de las
decisiones de los alumnos.
3. Programar trabajos en grupo o sesiones donde cada alumno
pueda colaborar según su nivel.
4. Valorar positivamente los comportamientos de trabajo o de
estudio o en su defecto las aproximaciones.
5. El reconocimiento del éxito de un alumno o de un grupo de
alumnos motiva más que el reconocimiento del fracaso y si aquel es público
mejor.
6. Conocer las causas del éxito o el fracaso en una tarea
determinada aumenta la motivación intrínseca.
7. El aprendizaje significativo crea motivación, no ocurre
lo mismo con el aprendizaje memorístico y repetitivo.
8. Programar los contenidos y enseñarlos de forma que los
alumnos puedan comprenderlos y aplicarlos con un nivel medio de dificultad.
9. Cuidar de que los alumnos con un bajo nivel de motivación
consigan pequeños éxitos académicos para que aspiren en un futuro próximo hacia
metas que exigen esfuerzos superiores.
10. Tener presente que los alumnos con baja motivación, en
un principio suelen manifestar cierta resistencia a abandonar su deficiente
situación motivacional puesto que temen que el posible cambio pueda aumentar
su, ya de por sí, precaria situación.
11. Fomentar el trabajo cooperativo frente al competitivo.
12. Presentar tareas asequibles a las posibilidades de los
alumnos.
13. Programar las actividades de la clase de forma que los
alumnos puedan frecuentemente tomar decisiones. El profesor que da autonomía en
el trabajo promueve la motivación de logro y la autoestima, aumentando así la
motivación intrínseca.
14. Promover actividades en las que los riesgos de fracaso
son moderados.
15. No exigir, dentro de lo posible, un programa que sólo se
puede aprobar con un alto nivel de dedicación al estudio, puesto que los
alumnos poco motivados no están dispuestos a dedicar dicho esfuerzo.
16. Llevar la clase con un nivel medio de ansiedad y evitar
las situaciones extremas de máxima ansiedad o de aburrimiento.
17. Programar sesiones de diálogo por grupos de manera que
los alumnos menos motivados puedan expresar sus opiniones sin miedo a ser
rechazados por sus compañeros.
18. Realizar actividades o trabajos fáciles para los alumnos
poco motivados, de manera que pueda valorar sus éxitos y su relativa
dedicación.
19. Las tareas creativas son más motivantes que las
repetitivas.
Fuente
Escuela de Padres
MEC
Ministerio de Educación de España
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