¿En qué consiste el autoconcepto? ¿Y la autoestima? ¿Qué pautas debe seguir una persona para ser “el mejor amigo de si misma”? ¿Cuándo un niño posee una correcta autoestima? ¿Cómo se construye? ¿Qué sucede en la adolescencia?
Concepto de
autoestima
Es el concepto que tenemos de nuestra valía y se basa en
todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre
nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida.
La autoestima significa saber que eres valioso y digno de
ser amado. Valioso porque el niño es capaz de resolver algunas situaciones con
éxito y por lo tanto puede estar a la altura de los demás, y digno de ser amado
porque se trata de una persona y por lo tanto tiene derecho a ser amada de
manera incondicional, es decir, sabe que está rodeada de personas a las que
realmente les importa.
El autoconcepto y la autoestima juegan un importante papel
en la vida de las personas. Tener un autoconcepto y una autoestima positivos es
de la mayor importancia para la vida personal, profesional y social. El
autoconcepto favorece el sentido de la propia identidad, constituye un marco de
referencia desde el que interpretar la realidad externa y las propias
experiencias, influye en el rendimiento, condiciona las expectativas y la
motivación y contribuye a la salud y equilibrio psíquicos.
Gloria Marsellach Umbert, en su artículo "La
autoestima", marca las pautas para que la persona sea el mejor amigo de sí
mismo. Para ello debe concederse:
1. Aceptación:
hay que identificar y aceptar nuestras cualidades y defectos.
2. Ayuda:
debemos planear objetivos realistas.
3. Tiempo: hay
que sacar tiempo regularmente para estar solos con nuestros pensamientos y
sentimientos. Debemos aprender a disfrutar de nuestra propia compañía.
4. Credibilidad:
prestemos atención a nuestros pensamientos y sentimientos. Hagamos aquello que
nos hace sentir felices y satisfechos.
5. Ánimos:
tomemos una actitud de "puedo hacerlo".
6. Respeto: no
tratemos de ser alguien más. Hay que estar orgullosos de ser quien somos.
7. Aprecio: hay
que premiarse por los logros, los pequeños y los grandes. Recordemos que las
experiencias son únicamente nuestras. ¡Disfrutémoslas!
8. Amor:
aprendamos a querer a la persona tan única que somos. Aceptemos nuestros éxitos
y fallos.
También hay que tener en cuenta que el conocimiento y la
autoestima están relacionados porque la satisfacción que consigue el niño
aumenta cuando:
Ha aplicado en la
práctica, y con éxito, el conocimiento que tiene de sí mismo; por ejemplo, un
niño que se ve como un buen deportista y marca el gol de la victoria para su
equipo.
Cumple con las
exigencias que él mismo se ha marcado; por ejemplo, un niño que valora los
resultados académicos y saca la nota más alta en un examen de matemáticas.
Otros confirman la
idea que de sí mismo tienen; por ejemplo, un niño que cree que dibuja bien y al
que le alaban un dibujo.
Características de la autoestima
Un niño posee una correcta autoestima cuando...
Aptitudes Positivas -
Manifestaciones
está orgulloso de sus actos - "me encanta que todos
estemos juntos"
actúa con independencia - "yo me hago el desayuno"
asume responsabilidades con facilidad - "hoy quiero
regar las plantas"
sabe aceptar las frustraciones - "es difícil montar el puzzle pero seguro que lo
consigo"
afronta nuevos retos con entusiasmo - "¡bien!, el
maestro dice que mañana empezaremos con las divisiones de dos cifras"
se siente capaz de influir sobre otros - "déjame que te enseñe"
muestra amplitud de emociones y sentimientos - "me encanta que todos estemos
juntos"
Pero para reconocer la capacidad de autoestima de un niño
también nos debemos fijar en otras manifestaciones que son negativas como las
que siguen.
Aptitudes negativas - manifestaciones
evita las situaciones que le provocan ansiedad - "hoy no quiero ir al colegio porque
tengo un examen muy difícil"
desprecia sus dotes naturales - "nunca dibujo nada bien"
siente que los demás no le valoran - "los niños nunca
quieren jugar conmigo"
echa la culpa de su debilidad a los demás - "no he limpiado los cristales porque
no me has dicho dónde está la paño"
se deja influir por otros con facilidad - "me lo
dijeron ellos"
se pone a la defensiva y se frustra fácilmente - "si no
funciona, yo no tengo la culpa; lo voy a dejar"
se siente impotente - "no sé dónde está el material;
los ejercicios son muy difíciles; no voy a ser capaz de terminar la tarea"
tiene estrechez de emociones y sentimientos - "no me importa, me da
igual"
La construcción de la
autoestima
Las personas más cercanas afectivamente al individuo
(padres, familiares, profesores o amigos) son las que más influyen y
potencian/dificultan la autoestima. Dependerá de los sentimientos y
expectativas de la persona a la que se siente ligado afectivamente el
individuo. Si los sentimientos son positivos, el niño recibirá un mensaje que
le agradará, se sentirá bien y como consecuencia le ayudará a aumentar la autoestima. Si los
sentimientos son negativos, la sensación que el individuo percibe le causará
dolor y en definitiva, provocará rechazo a su propia persona y, por tanto, el
descenso de su autoestima.
Últimamente la preocupación por la autoestima se ha
convertido en una cuestión obsesiva. De ahí que erróneamente se intente formar
una autoestima positiva con medios y procedimientos artificiales y a corto
plazo que no dejan de ser planteamientos equivocados y que tienden a fracasar.
Estos procedimientos equivocados están orientados al logro de un único
objetivo: fortalecer el ego de los educandos para que se sientan bien consigo
mismos. Veamos a continuación algunas formas erróneas que se usan para la
construcción de la autoestima:
1. Alabar a los
hijos o alumnos por sistema, con independencia de su comportamiento. No importa
que fracasen en sus estudios a causa de su vagancia; que maltraten a sus padres
y hermanos; que derrochen el dinero y que vivan sólo para satisfacer sus gustos
y caprichos personales, sin pensar en las necesidades de los demás. Lo único
que importa es que se quieran cada vez más a sí mismos.
2. No culpabilizarlos
nunca de nada, suceda lo que suceda (para que no pasen por la humillación de
sentirse avergonzados).
3. No
cuestionar ni criticar nunca lo que dicen o hacen (para que evitar que se
enfaden).
4. Rebajar los
ideales de vida (para que luego no sufran posibles decepciones).
5. Rebajar la
exigencia todo lo que se pueda. Llegar a la tolerancia total o casi total. Todo
vale, todo está permitido. Estos padres tan indulgentes con sus hijos suelen
ser los mismos que esperan de ellos solamente una cosa: que triunfen en la vida
como sea. Esperan que triunfen en una sociedad muy competitiva con la única
actitud que se les ha inculcado: la de quererse a sí mismos
Gerardo Castillo Ceballos en su artículo "El desarrollo
de la identidad personal" comenta que los hijos acostumbrados a ser
alabados de forma incondicional suelen sentirse muy defraudados cuando, al
incorporarse a la vida adulta, chocan con la realidad. Esa
colisión les descubre, de pronto, que su autoestima está mal fundamentada y
que, por ello, no es real.
La experiencia nos enseña que la autoestima de los hijos o
alumnos no se desarrolla por la vía del elogio continuo e injustificado o por
la vía de la tolerancia sin límites. Quienes buscan fortalecer el ego por ese
camino, lo único que consiguen es debilitarlo y aislarlo. El estar demasiado
pendiente del ego de los niños o de los adolescentes favorece que estos últimos
se amen a sí mismos de forma inmoderada y excesiva, desentendiéndose así de las
necesidades de los demás.
La autoestima, como la alegría o la felicidad, no se puede
buscar directamente. Y menos todavía por la vía del engaño. La autoestima es
una consecuencia de poner ilusión en lo que se hace y en hacerlo cada día
mejor; de realizar con amor los propios deberes; de ser servicial con los
demás; de ser buen compañero, buen hermano y buen amigo; de portarse bien con
todos; de luchar diariamente contra los propios defectos; de empezar cada día.
La mayor y mejor autoestima es la autoestima merecida, la
que se basa en logros reales, la que cada uno se gana con su propio esfuerzo.
Si los padres y profesores enseñan a sus hijos o alumnos, desde las primeras
edades, a esforzarse por ser un poco mejores cada día (desarrollo de virtudes)
y por lograr la excelencia en todo (en los estudios, en la vida familiar, en la
vida de amistad...) la autoestima vendrá sola.
La verdadera autoestima se alimenta con la satisfacción que
produce alcanzar nuevas metas por uno mismo. Es frecuente que cuando un niño o
un adolescente obtiene con su esfuerzo personal, el resultado que buscaba, se
encuentre orgulloso del logro. En cambio, los hijos sobreprotegidos jamás
podrán tener esa experiencia tan gratificante y tan formativa. Cada vez que los
mayores les resuelven la dificultad a la que se enfrentan, se hacen más
inseguros y desvalidos.
Siguiendo las indicaciones de Castillo Ceballos, podemos
concluir que la autoestima se desarrolla formando el carácter, educando la
voluntad: hay que desarrollar en los hijos hábitos de esfuerzo, de trabajo bien
hecho, de autodominio, de autodisciplina. Hay que favorecer la adquisición de
virtudes como la fortaleza, la templanza, la paciencia y la perseverancia. También
hay que animarles a que sean más abiertos y serviciales. Está comprobado que
una de las mejores terapias de la autoestima es salir de sí mismo y tratar de
ver las cosas como las ven los demás.
La autoestima como
motor del comportamiento.
Existen tres buenos motores que determinan el comportamiento
y que proceden de lo que se piensa y de lo que se siente por uno mismo. Estos
son:
1. El niño
actúa para obtener una mayor satisfacción y creerse mejor. Por ejemplo: busca
las alabanzas y la aprobación, haciendo cosas que le gustan y que sabe hacer.
2. El niño
actúa para confirmar la imagen (la idea) que los demás, y él mismo, tienen de
él. Tanto para bien como para mal, si el niño piensa que es bueno tenderá a
comportarse bien, mientras que si piensa que es malo, buscará (tal vez de forma
inconsciente) la reprimenda y el castigo. Esto mismo lo podemos aplicar en los
estudios.
3. El niño
actúa para ser coherente con la imagen que tiene de sí, por mucho que cambien
las circunstancias.
Todo esto tiene un lado negativo y corresponde a los niños
que presentan actitudes negativas acerca de sí mismos que no suelen creerse lo
contrario, aunque se les demuestre que es verdad, rechazan la alabanza o la
aprobación por aquellas cosas que ya tienen conceptuadas negativamente.
Por otro lado podemos afirmar que la motivación y el
rendimiento académico se ven estrechamente influenciados por la mayor o menor
autoestima.
Para terminar este apartado podemos afirmar que la
autoestima influye sobre el niño y adolescente en:
• cómo se
siente
• cómo piensa,
aprende y crea
• cómo se
valora
• cómo se
relaciona con los demás
• cómo se comporta
La autoestima en la
adolescencia
En los adolescentes aumenta considerablemente la necesidad
de autoestima. Uno de los períodos más críticos para la formación de una
correcta autoestima es la adolescencia pues sabemos que es cuando la persona
necesita hacerse con una firme IDENTIDAD, es decir, saberse individuo distinto
a los demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso como
persona que avanza hacia un futuro. Un adolescente con autoestima aprende más
eficazmente, desarrolla relaciones mucho más gratas, está más capacitado para
aprovechar las oportunidades que se le presenten, para trabajar productivamente
y ser autosuficiente, posee una mayor conciencia del rumbo que sigue. Así las
cosas, un adolescente con autoestima...
• ... actuará
independientemente
• ... asumirá
sus responsabilidades
• ...
afrontará nuevos retos con entusiasmo
• ... estará
orgulloso de sus logros
• ...
demostrará amplitud de emociones y sentimientos
• ... tolerará
bien la frustración
• ... se
sentirá capaz de influir en otros
Gloria Marsellach Umbert en su artículo "La autoestima
en niños y adolescentes" afirma que la autoestima puede desarrollarse
convenientemente cuando los adolescentes experimentan positivamente cuatro
aspectos o condiciones bien definidas:
• Vinculación:
resultado de la satisfacción que obtiene el adolescente al establecer vínculos
que son importantes para él y que los demás también reconocen como importantes.
• Singularidad:
resultado del conocimiento y respeto que el adolescente siente por aquellas
cualidades o atributos que le hacen especial o diferente, apoyado por el
respeto y la aprobación que recibe de los demás por esas cualidades.
• Poder:
consecuencia de la disponibilidad de medios, de oportunidades y de capacidad en
el adolescente para modificar las circunstancias de su vida de manera
significativa.
• Modelos o
pautas: puntos de referencia que dotan al adolescente de los ejemplos
adecuados, humanos, filosóficos y prácticos, que le sirven para establecer su
escala de valores, sus objetivos, ideales y modales propios.
Fuente
Escuela de Padres
MEC
Ministerio de Educación de España
No hay comentarios:
Publicar un comentario